1 de Mayo

1 de Mayo. Una visión anarquista al día internacional de la lucha y la resistencia obrera

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6“Cuando los obreros de Estados Unidos, el 1º de mayo de 1886, se lanzaron a la huelga nada menos de ocho horas, no fueron a festejar días de paz y de fraternidad con sus explotadores, sino a luchar varonilmente afirmando como clase desheredada el derecho a una mejor vida y enfrentando a los favorecidos por el oro y el poder (…)”-Delfín Lévano[1]

A 128 años de la lucha por las ocho horas emprendida por los trabajadores estadounidenses y a 127 años del cruel asesinato contra los mártires de Chicago, la llama libertaria por un mundo nuevo sigue encendida en todos aquellos corazones insurrectos que queremos destruir el estado y el capital. Herederos de ese periodo revolucionario y del pensamiento y acción anarquista de Albert Parsons, Adolf Fisher, August Spies, George Engel y Louis Linngg[2], reivindicamos un primero de mayo ácrata, sin olvidar las justas luchas del pueblo trabajador que, con reivindicaciones puntuales, sigue resistiendo y combatiendo la precarización, el desempleo y la desigualdad.

Sin embargo, hagamos un pequeño recuento histórico y libertario sobre esos trágicos sucesos, un análisis de la situación actual de la clase obrera en Colombia y un llamado a la unidad revolucionaria de las clases oprimidas.

Mártires de Chicago y Anarquismo

unnamedLa historiografía autoritaria de la clase obrera siempre ha pasado por alto el tinte ideológico de los mártires de Chicago[3]. Ha negado, e incluso, ha hecho caso omiso o rechazado la procedencia anarquista de la teoría y praxis revolucionaria de aquellos hombres que dieron su vida por la libertad y la dignidad de las trabajadoras. Así genere molestia entre algunos círculos intelectuales, debemos tener presente y recordar que los compañeros asesinados, el 11 de Noviembre de 1887, por los cuerpos represivos del Estado yankee fueron y seguirán siendo soñadores de mundos nuevos y creadores de utopías libertarias donde no existe Estado, capital ni autoridad. Ellos, cargados con ideales de libertad, igualdad y solidaridad, hicieron parte de la IWPA, combatieron al Estado por medio de la propaganda subversiva[4] y el combate en las calles, organizaron congresos obreros, agitaron la histórica lucha del proletariado estadounidense por las ocho horas y cayeron asesinados y encarcelados por defender las ideas anarquistas.

Lucha por las ocho horas de trabajo y huelga del 1 de Mayo de 1886

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El gran movimiento por las ocho horas, donde participarían los mártires de Chicago, será recordado y conmemorado por las trabajadoras cada 1 de Mayo ya que simboliza, por un lado, la rebeldía y resistencia de las de abajo en defensa de su derecho a tener condiciones dignas para ejercer alguna profesión y, por otro, las victorias arrancadas al Estado y la patronal por medio de la organización y la movilización. Sin embargo, la gesta revolucionaria emprendida por la clase obrera de la ciudad de Chicago, no sería resultado de uno o dos días de lucha en fábricas y talleres, sino un proceso de largo aliento que iniciaría con la creación de autodefensas obreras[5] que tenían como objetivo principal resistir a la represión policial y a la criminalización de la protesta sindical. Este suceso, ocurrido a principios de la década de 1870, provocaría un fervor revolucionario entre las trabajadoras estadounidenses quienes organizarían la huelga de ferroviarios de 1877 y crearían diferentes encuentros obreros como el Congreso Social Revolucionario de 1881 y el Congreso de Pittsburg de 1883[6].

Años después, y viendo la necesidad de confrontar el aparato burgués no solo con ideas y propaganda sino con acciones de hecho que hicieran ganar arduas batallas, 300.000 trabajadoras de distintas ciudades de Estados Unidos, atendiendo el llamado de la Federación de Sindicatos y Organizaciones Gremiales de EEUU y Canadá donde haría fuerte presencia la IWPA, dejarían a un lado sus actividades laborales para incorporarse a la gran huelga general del 1 de Mayo de 1886 que tendría como propósito principal establecer la jornada de ocho horas de trabajo en fabricas y talleres[7].

Lo anterior, fastidiaría a las clases dominantes y al Estado homicida yankee que, el 3 de Mayo de ese mismo año, mandaría a matar, por medio de sus cuerpos represivos, a dos obreros que se encontraban participando activamente de una huelga en la fábrica de maquinaria agrícola McCormick ubicada en la ciudad de Chicago. Luchando contra la impunidad y el olvido, obreras y anarquistas organizadas, como August Spies, llamarían a la sociedad estadounidense a manifestarse públicamente contra el poder político que seguía asesinando e hiriendo, en defensa del gran capital, al proletariado estadounidense.

De esta manera, y recordando los muertos caídos en la lucha contra el Estado y la patronal, el 4 de Mayo se reunirían más de 300 personas en el sector de Haymarket para denunciar los crímenes orquestados contra las huelguistas que hacían parte del movimiento por las ocho horas. No obstante, la policía no tardaría en llegar al lugar del mitin y exigir que se terminara la manifestación. En contados minutos, y después de una discusión entre un militante anarquista y el capitán de la cuadrilla policial, estallaría una bomba que acabaría con la vida del agente Ward lo que provocaría la ira de los cuerpos represivos que abrirían fuego contra la multitud.

Las muertes obreras de este trágico suceso serían ignoradas por el imperio yankee que se encargaría de “perseguir”, hasta el cansancio, a los autores intelectuales del “atentado terrorista”. Como resultado de esta falsa persecución contra el movimiento obrero y anarquista, ocho flores rojinegras serían encarceladas en las mazmorras del régimen estadounidense y posteriormente condenadas a la horca.

Aún así, y a pesar de la fuerte represión, la clase trabajadora seguirá resistiendo y combatiendo contra el Estado, la patronal y el capital por medio de marchas, mítines y toda clase de acciones encaminadas a dignificar el valor ético del trabajo.

Más de un siglo después de la huelga por las ocho horas y del asesinato contra los mártires de Chicago, pareciera ser que las cosas no han cambiado mucho, pues la clase obrera sigue siendo pisoteada vilmente por las políticas socio-económicas capitalistas, los aparatos represivos del estado y el sentimiento anti-sindical de las clases opresoras.

Persecución sindical y neoliberalismo

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El sindicalismo, en la fase neoliberal del capitalismo como en su fase incipiente, ha sido un estorbo que, en la visión de las clases dominantes, hay que erradicar a cualquier precio pues, muchas veces, impide que la patronal pueda vulnerar los derechos laborales de las empleadas. De esta manera, el Estado y sus cuerpos represivos militares y paramilitares, han emprendido desde hace algunas décadas atrás, una campaña de aniquilación permanente contra todas aquellas que defienden los intereses de la clase obrera. En Colombia, este panorama desolador se evidencia en la ostentación del triste premio de ser el país con más sindicalistas muertas del mundo gracias a la motosierra asesina que, en alianza con las fuerzas militares, ha cometido múltiples masacres contra trabajadoras, principalmente, de multinacionales extranjeras[8]. No obstante, esa aniquilación física de las luchadoras sindicales va acompañada de los nuevos tipos de masacres laborales[9] en fábricas y empresas donde el neoliberalismo ha impuesto una política de flexibilización, precarización y despido masivo[10].

Lo dicho previamente, se evidencia en los miles de trabajadoras que pierden su empleo diariamente, que son contratadas indirectamente, que trabajan más de ocho horas, que no reciben remuneración económica por las horas extras, que perciben salarios de hambre o que se emplean como trabajadoras temporales en una empresa.

Estos síntomas de inestabilidad laboral, característicos de la enfermedad neoliberal de mercantilización y deshumanización del ser humano, conducen, muchas veces, a las trabajadoras a conseguir empleos informales o a buscar salidas alternativas a la crisis económica mediante trabajos independientes o precarios donde no existen salarios fijos ni buena remuneración monetaria.

Por otro lado, las obreras que no tienen otra opción que seguir en su puesto de trabajo porque necesitan, urgentemente, costear la educación de sus hijas, pagar los servicios públicos y comprar los alimentos que consumirán mensualmente, se ven en la obligación de soportar condiciones de súper explotación despiadadas que van desde un trabajo de 13 horas continuas hasta la carencia de implementos de trabajo óptimos para laborar. Peor aún, la excesiva llegada de multinacionales extranjeras en los últimos años ha provocado que Colombia se perpetué como periferia en la división internacional del trabajo donde los países ricos crean, por medio de sus corporaciones, enclaves o emporios económicos dentro de los países del tercer mundo. Así, vemos como estas empresas, que tienen un gran historial infame de opresión contra la clase obrera y de vulneración a sus derechos laborales, contratan como esclavas asalariadas a millones de personas que tienen que trabajar sin descanso y en condiciones laborales miserables.

Frente a la cruel situación de la clase obrera colombiana, se hace necesario que todas las fuerzas sociales, sean campesinas e indígenas, desempleadas o sectores marginales, se unan con el proletariado, en un gran bloque contra hegemónico que luche por un cambio radical del sistema actual de explotación y dominación.

Unión obrera, campesina y marginal

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Un gran avance que ha logrado el movimiento social durante los últimos años ha sido la correlación de fuerzas entre indígenas y campesinas por medio de los distintos paros agrarios. De igual manera, debemos celebrar, como anarquistas, que este primero de mayo, fecha especial en tierras colombianas por la conmemoración de los 100 años de la primera celebración del día de la clase obrera[11], salieron a marchar, con las trabajadoras, estos sectores sociales rurales que se encuentran en pie de lucha desde el año pasado. Es hora de lograr esa armonía entre el campo y la ciudad, fuertemente deteriorada por los gobiernos pro imperialistas y neoliberales colombianos que han buscado, y lo han logrado en parte, la proletarización del campesinado. Aún así, y después de cinco siglos de exterminio físico y cultural, campesinas e indígenas han seguido creando espacios de organización y han seguido resistiendo las políticas desarrollistas promulgadas por los gobiernos títeres del imperialismo que buscan la creación de grandes metrópolis urbanas con fuerte inversión de capital privado para dejar a un lado el sector rural que serviría únicamente, en el modelo socio-económico de ellos, para desarrollar eficazmente el extractivismo agro-minero[12].

No es gratis la reciente firma de los tratados de libre comercio ni el auge del paramilitarismo pues, los dos acontecimientos que van de la mano, buscan desplazar a la población campesina e indígena de sus territorios para que las tierras, cultivadas por ellas, sean utilizadas para actividades distintas a la producción de alimentos como la ganadería, la minería o la extracción de hidrocarburos.

A pesar del intento de exterminio del Estado y las clases dominantes contra el campesinado, tenemos la gran tarea de lograr que las trabajadoras del campo se unan no solo con las trabajadoras de la ciudad sino con los sectores más oprimidos de la sociedad. Desempleadas, trabajadoras informales y subcontratadas, lumpenproletariado, campesinas, indígenas y obreras, deben organizarse, con la ayuda de los militantes anarquistas, en un gran frente libertario que logre derrumbar, definitivamente, los últimos vestigios del edificio de la sociedad capitalista en pro de la construcción de un mundo nuevo sin opresión, dominación ni explotación. El germen rebelde e insurrecto no solo se encuentra en la clase obrera[13], que deberá paralizar la producción del capital, sino también en las demás clases subalternas que también ha sufrido la dominación ideológica, política, social y represiva del poder político representado en el Estado burgués. Es hora de dejar a un lado la santificación e idolatría de la clase obrera, para lograr que todos los sectores marginales y oprimidos logren una conciencia real y verdadera de su condición como agentes revolucionarios capaces de luchar, combatir, soñar y crear.

Reflexión Final

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Así como en 1886 se apresó y asesinó injustamente a los mártires de Chicago, hoy en Colombia se persigue y estigmatiza el pensamiento critico mediante toda clase de injurias que van desde montajes judiciales hasta asesinatos selectivos. El Estado represor y criminal criollo ha intentado acallar las voces disidentes para mantener un orden vigente desigual basado en la expropiación de nuestros recursos naturales por las multinacionales extranjeras, el consumo desenfrenado de mercancías, la lucha de clases entre dos polos opuestos de la sociedad, el adoctrinamiento ideológico, el acaparamiento de tierras y la mercantilización de todos los aspectos de la vida[14].

Frente a este modelo injusto donde las leyes burguesas favorecen a las de corbata y donde el Estado se ayuda de motosierras, machetes, escudos y botas pantaneras para intimidar, perseguir y asesinar, solo nos queda, como militantes anarquistas, tomarnos las calles, junto a nuestras abuelas campesinas y amigas trabajadoras; organizarnos y realizar una inserción verdadera en barrios, colegios , veredas y universidades; combatir por medio de todas las formas de lucha a quienes nos oprimen; derribar el edificio de la infamia construido en América y el mundo tras cinco siglos de pillaje, muerte y brutalidad; y construir, de una vez por todas, senderos de libertad, igualdad, solidaridad, autogestión, apoyo mutuo y horizontalidad.

Una enseñanza rebelde que no debemos pasar por alto frente a los hechos ocurridos en 1886, y que nos ayudará a materializar nuestros sueños, es que la lucha organizada, como arma contra las opresoras, si puede lograr grandes victorias.

Es por lo anterior, que debemos agudizar las contradicciones sociales y encender en la mente de las de abajo la mecha libertaria que incendiará la pradera reaccionaria erigiendo, sobre ella, un mundo nuevo libertario sin Estado, capital ni autoridad.

Solo nos queda, para finalizar, parafrasear a Manuel Gonzáles Prada, quien llamaba a considerar el primero de mayo no solo como una fecha para conmemorar sino como un primer paso para emprender, de una vez por todas, la gran marcha hacía la revolución social[15].

Miliciano Libertario

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[1] Lévano, Delfín. Sobre el Primero de Mayo. Marxists Internet Archive. Enero de 2010. (http://marxists.org/espanol/levano/1913/001.htm)

[2] Hacemos referencia solo a los compañeros muertos en la horca y no a los libertarios detenidos (Samuel Fielden, Oscar Neebe, Michael Swabb).

[3] Una muestra de ello es la política de amnesia histórica implementada por los partidos comunistas pro estalinistas en América Latina que han venido reivindicando una memoria sesgada basada en el olvido de las luchas anarco-sindicalistas de principios del siglo XX.

[4] Las ideas anarquistas fueron difundidas ampliamente en Chicago por medio de los periódicos Arbeitir Zeiyung de August Spies y The Alarm de Albert Parsons. Estos dos periódicos, además de divulgar la idea entre las masas oprimidas, agitaron fuertemente la huelga general por las ocho horas.

Al respecto ver: Mella, Ricardo. La tragedia de Chicago en Milstein, Dommanget, Mella, López Trujillo, Ingenieros (Antología). Historia del Primero de Mayo. Terramar Ediciones. Buenos Aires. Argentina. 2011.

[5] La principal autodefensa obrera que actuó durante estos años en Estados Unidos estaba compuesta por inmigrantes irlandeses y trabajadoras de minerías de carbón. Su nombre era Molly Maguires.

[6] En este congreso se fundaría la International Working People Asociation (IWPA).

[7] Ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de educación, sería la proclama de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) y de las participantes de la huelga general del 1 de Mayo de 1886.

[8] Entre las corporaciones extranjeras con mayor número de asesinatos contra sindicalistas colombianas se encuentran: Coca-Cola, Nestlé, Drummond y Ecopetrol.

[9] El profesor Renán Vega Cantor identifica dos tipos de masacres que padecen actualmente la clase trabajadora colombiana. La primera, son las masacres clásicas que son las orquestadas por el Estado para disolver una huelga o protesta obrera como sucedió en las Bananeras, en Santa Bárbara y en Bogotá durante el paro cívico de 1977; y la segunda, son las nuevas masacres caracterizadas por la falta de inversión en seguridad laboral por parte de las empresarias en las fábricas y por la privatización de las empresas públicas. Estas nuevas masacres producen, por un lado, un gran numero de accidentes laborales, y por otro, una tasa alta de desempleo. Al respecto ver: Vega Cantor, Renán. Página 43. ¡Sindicalicidio! Un cuento (poco imaginativo) de Terrorismo Laboral. Bogotá. Febrero 25 de 2012.

[10] Para un estudio teórico e histórico de la fase neoliberal del capitalismo, ver: Harvey, David. Breve Historia del Neoliberalismo. Akal Ediciones. 2007; Sader, Emir (compilador). La trama del Neoliberalismo: mercado, crisis y exclusión social. CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). 2003; Vega Cantor Renán. Capitalismo y Despojo. Ediciones Pensamiento Crítico. 2013

[11] El 1 de Mayo de 1914, las artesanas de Bogotá, convocados por la Unión Obrera de Colombia, marcharon por las calles del centro de la ciudad celebrando el día internacional del trabajo. A su llegada al barrio de la Perseverancia, los marchantes pronunciaron diversos discursos donde exigieron condiciones dignas para trabajar y criticaron los partidos políticos y las clases dominantes. Véase al respecto: Vega Cantor, Renán. El Primero de Mayo de 1914 en Colombia. Mayo 1 de 2014 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184099); CILEP. Los orígenes del Primero de Mayo en Colombia y la influencia del anarcosindicalismo en Gutiérrez, José Antonio (compilador). Los orígenes libertarios del Primero de Mayo: de Chicago a América Latina (1886-1930). Editorial Quimantú. Santiago de Chile. 2010.

[12] Este modelo económico que se ha venido estableciendo en los países de América Latina, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, se basa en la extracción y exportación de productos provenientes de la agricultura y la minería. Hoy en día, las socialdemocracias modernas y el revisionismo disfrazado de izquierda, han impulsado el modelo agro-minero exportador en tierras amerindias provocando un gran índice de desempleo, pobreza y miseria. Contrario al sentido común, el progresismo no es una ideología izquierdista que busca cambios profundos dentro del sistema, sino un modelo socio-político y económico que busca el dialogo entre el poder político y el capital extranjero. Al respecto ver: Katz, Claudio. La economía desde la izquierda II: Modelo y propuestas. 27 de Marzo de 2014. (http://katz.lahaine.org/?p=226); Petras, James. El capitalismo extractivo y las diferencias en el bando latinoamericano progresista. Mayo 8 de 2012. (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=149207); Zibechi, Raúl. Progresismo y Neoliberalismo. La Jornada. Julio 17 de 2009. (http://www.jornada.unam.mx/2009/07/17/politica/015a1pol)

[13] Visión vanguardista del estalinismo de viejo antaño. Según estas autoritarias, la clase obrera deberá erigirse en clase dominante para poder derribar la sociedad capitalista.

[14] Fiel reflejo de este proceso de mercantilización es la privatización de la educación y la salud que ha provocado que tanto estudiantes como médicas se movilicen y creen espacios de organización y movilización en contra de las políticas neoliberales del gobierno.

[15] “Si consideramos el 1 de mayo como una fiesta mundial, anhelemos que ese día, en vez de sólo pregonar la lucha de clases, se predique la revolución humana o para todos. En el largo martirologio de la historia, así como en los actuales dramas de la miseria, los obreros no gozan el triste privilegio de ofrecer las víctimas. La sociedad es una inmensa escala de iniquidades, todos combaten por adquirir el amplio desarrollo de su individualidad. Todos los cerebros piden luz, todos los corazones quieren amor, todos los estómagos exigen pan. Hasta los opresores y explotadores necesitan verse emancipados de sí mismos porque son miserables esclavos sujetos a las preocupaciones de casta y secta” Gonzáles Prada, Manuel. Primero de Mayo. Marxists Internet Archive. 2012. (http://marxists.org/espanol/gonzalez_prada/1906/primerodemayo.h

Galería: 1 de Mayo 2014

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Combatiente, Desde el Sur y con la gente.

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