Solidaridad

¡Libres les queremos! – A un año de una injusta detención

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Vídeo reportaje de la actividad realizada por familiares y amigxs de lxs jóvenes víctimas del falso positivo judicial alrededor del caso Andino después de un año de su injusta detención.

A mis compañeras y compañeros

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trabajadores

 

Pero -dicen los economistas- los propietarios, los capitalistas, los patrones, están igualmente forzados a buscar y a comprar el trabajo del proletario. Es verdad, están obligados a ello, pero no igualmente. ¡Ah, si hubiese igualdad entre el que demanda y el que ofrece, entre la necesidad de comprar el trabajo y la de venderlo, no existirían la esclavitud y la miseria del proletariado! Pero es que entonces no habría tampoco ni capitalistas ni propietarios, ni proletariado, ni ricos ni pobres; no habría nada más que trabajadores. Los explotadores no son y no pueden ser tales precisamente más que porque esa igualdad no existe. “ -M. Bakunin -El sistema capitalista

El sistema Capitalista en el que vivimos nos ha hecho sentir la constante necesidad de responder con la obligación de acceder a un empleo para contribuir con nuestros gastos – salud, alimentación, vivienda, vestuario y ocio – y los gastos de las que nos rodean, con el fin de sobrevivir e intentar de alguna u otra manera mejorar nuestras condiciones reales de existencia. Esta situación se torna más compleja cuando la necesidad es en mayor medida la que dicta el tipo de trabajo al que puede acceder una persona perteneciente a las clases oprimidas en una economía capitalista, donde impera la explotación de las mismas.

En América Latina las economías se enfocan en la extracción de materia prima, los servicios y el turismo, esto genera una oferta determinada de trabajo para las personas con mano de obra “calificada” y mano de obra simple. Como en todo el mundo, un reducido sector de la población tiene la posibilidad de ocupar aquellos empleos de dirección, administración y explotación, – como dice uno de los viejos barbudos del siglo XX1-, mientras la mayoría de personas se ven forzadas a realizar los trabajos más penosos, con mayor riesgo, esfuerzo y competencia, sumado a esto, la mala remuneración que reciben por ello.

Bajo esta condición podemos comenzar a entender por qué nuestros puestos de trabajos suelen carecer de unos mínimos de seguridad, y más en tiempos de medidas de flexibilización laboral, en donde el patrón tiene el sartén por el mango, y puede disponer de una fuerza de trabajo muy basta que en cualquier momento está dispuesta a emplear para reemplazar a un compañero o compañera que no esté realizando “bien” su labor. No en vano, una de las máximas consignas del capitalismo es que “aquí nadie es indispensable”, si usted no está de acuerdo con las reglas de la empresa y el patrón, detrás suyo habrá quienes estén dispuestos a aceptarlas, debido a la penosa necesidad a la que nos referimos al inicio del texto.

En los sectores más informales de la economía, esto es pan de cada día, supongamos un negocio de comidas rápidas, en donde las labores que allí se ejercen, no requieren de una capacitación exhaustiva, pues gracias a la esencia del modelo Taylorista, lo único que es necesario aprender son 3 o 4 tareas que se deben repetir incesantemente las 8, 10 o 12 horas de trabajo que disponga. Las posibilidades de obtener un trabajo como este son amplias en la medida que cualquier persona podría realizar esta labor, por ello su demanda es muy extensa, lo que da una posición de privilegio al que oferta el trabajo, es decir, al que posee los medios de producción. Siguiendo con lo que se decía hace 200 años:

Concluido a término y reservando al obrero la facultad de dejar a su patrón, no constituye más que una especie de servidumbre voluntaria y pasajera. Si, pasajera y voluntaria solo desde el punto de vista jurídico, pero de ningún modo desde la posibilidad económica. El obrero tiene siempre el derecho de abandonar a su patrón, pero, ¿dispone de los medios?

Y si lo abandona, ¿será para comenzar una existencia libre en la que no tendrá otro patrón más que a sí mismo? No, será para venderse a un nuevo patrón. Será impulsado a ello fatalmente por esa misma hambre, esa libertad del obrero que exaltan tanto los economistas, los juristas y los republicanos burgueses, no es más que una libertad teórica sin ningún medio de realización posible, por consiguiente, una libertad ficticia, una mentira”.

Si consideramos que el patrón tiene la ventaja de tener a su disposición cuando quiera, personas a las cuales puede contratar y siguiendo la lógica capitalista de maximizar las ganancias, esto conlleva necesariamente a que las condiciones de trabajo no sean una prioridad en el negocio, es decir, que los trabajadores no tengan el descanso necesario por la labor que están realizando, o que las máquinas y herramientas con las que ejecutan sus labores no estén en óptimas condiciones, también, es recurrente que los implementos de trabajo muchas veces no son suministrados por la empresa, y por ende, deben ser asumidos por el trabajador, junto con un largo etcétera.

Al encontrarnos en esta situación, las trabajadoras históricamente han buscado organizarse para mejorar las condiciones de vida, puesto que sabemos que no estamos en relación de igualdad frente al patrón, y esto seguramente muchas de nosotras lo han vivido; si una o dos trabajadoras comienzan a exigir por mejoras, estas son tratadas como instigadoras, subversivas, comunistas, revoltosas y un sinfín de palabrerías con la intencionalidad de desprestigiar y desdibujar las justas exigencias de las trabajadoras.

Esto nos ha permitido aprender de las experiencias pasadas en las que la organización nos ha conducido a mejores puertos. Son múltiples ejemplos que se pueden citar para recalcar este punto, como la jornada de 8 horas de trabajo, la celebración de días festivos, cubertura en salud y otros, sin embargo, cabe aclarar que aquellas “victorias” del movimiento obrero de antaño, hoy se quedan cortas para los objetivos, lineamientos y estrategias de las organizaciones sindicales revolucionarias, o bueno, del tipo sindical que le apostaría tomar los medios de producción y construir la revolución social.

Empero, estas victorias arrancadas con sudor y sangre de otras compañeras en épocas atrás, no son hoy en día tenidas en cuenta por el miedo que nos da hablar entre nosotras, o hablar con el patrón. Hemos naturalizado las malas condiciones laborales que hemos experimentado, vemos normal que si nos piden horas extras no las cobremos, si nos enfermamos por culpa del trabajo nos descuenten el día asumiendo como propia la culpa de que nuestros cuerpos no resistan la fatiga. Pareciese que vemos con buenos ojos que despidan a un compañero porque prefiere faltar al trabajo para quedarse en casa cuidando a su hijo enfermo porque no tiene sentido de responsabilidad con el trabajo. Nos educan para agradecer estas condiciones, desde pequeñas nos dicen que el trabajo es una bendición, y debemos conservarlo sin hablar muy alto o inclusive siquiera dirigirle la palabra al jefe. Es verdad, tenemos que ser conscientes que estamos trabajando, y como la situación no es la mejor, no podemos darnos el lujo de quedarnos sin trabajo, pero al mismo tiempo debemos ser conscientes que la relación entre el dueño de la empresa y nosotras no es solo desigual, sino injusta.

La naturalización de esta cotidianidad nos ha hecho también ver enemigas entre las mismas trabajadoras, esta, es una de las grandes victorias del Capitalismo: La división y confrontación en la que nos vemos inmersas, no sólo al momento de conseguir un empleo, sino en el momento de ejecutarlo, donde somos testigos de situaciones lamentables como la competencia entre dos o más trabajadoras por buscar la aprobación de su jefe y así elevar su status con altas probabilidades de convertirse en esquiroles, perdiendo con esto, su dignidad, respeto de sus compañeros y compañeras de trabajo y facilitando las dinámicas de explotación ejercidas por el patrón.

Teniendo en cuenta esto, vale la pena preguntarse: ¿Cómo es posible que personas que vivimos 8 horas bajo las mismas condiciones de explotación nos hagamos la vida imposible porque ella es más alta, él es más callado, o me miro mal o cualquier situación que se genera por estar en una jornada de trabajo estresante? Tenemos que detenernos a pensar por qué nos amargamos la vida nosotras mismas, y de paso, le hacemos el juego al Capitalismo. Es claro que también existen compañeras que deciden deliberadamente seguir este juego, puesto que lo hacen por falta de conciencia de lo que significa ser trabajadora, pero debe ser claro también para nosotras que en las demás relaciones debe aflorar el apoyo mutuo y la solidaridad.

Es cierto que existen toda clase de roles en la dinámica del trabajo, entre los cuales el patrón da algún grado de responsabilidad a una o dos compañeras para que realicen tareas de coordinación o administración. Si estuviésemos en algún momento en esta posición es claro con quién debemos estar y a quién le debemos nuestra solidaridad, puesto que ese cargo por más que tenga responsabilidades no debe ser para convertirse en acolito de los intereses del dueño, por el contrario, debe ser un puesto de conquista para mejorar las condiciones de trabajo de todas las personas que realmente generamos la riqueza social y estamos en condición de explotación.

Por ello, es urgente generar charlas amenas entre las trabajadoras, deberíamos mostrar interés por nuestras familias, por nuestras vidas fuera de los lugares de trabajo, salir a tomar una cerveza o comer un helado, puesto que, si afianzamos las relaciones personales entre nosotras, nos será más fácil el día de mañana hacerle frente a un reclamo por un pago, por un merecido día de descanso, por el derecho a vivir una enfermedad, una indemnización o un despido, y al mismo tiempo, al Capitalismo. Estas estrategias no nacen de un libro escrito por algún barbudo de esos que nos gustan del siglo XIX o XX, esta postura debe partir desde la solidaridad y el apoyo mutuo entre iguales. Seguramente mañana cambiaremos de trabajo y encontraremos una situación similar, pero en el fondo la cuestión radica en ir acumulando y seguir persiguiendo la utopía de un mundo nuevo donde primen las relaciones humanas a las relaciones comerciales. Queda mucho por hacer, ¡Trabajo es lo que hay!.

¿Queréis que los hombres no opriman a otros? Haced que no tengan nunca el poder de oprimirlos. ¿Queréis que respeten la libertad, los derechos, el carácter humano de sus semejantes? Haced que estén forzados a respetarlos: No forzados por la voluntad ni por la acción opresiva de otros hombres, ni por la represión del estado y de las leyes, necesariamente representadas y aplicadas por hombres, los que los harían esclavos a su vez, sino por la organización misma del medio social: organización constituida de modo que aun dejando a cada uno el más entero goce de su libertad no deje a nadie la posibilidad de elevarse por encima de los demás, ni de dominarlos, de otro modo que por la influencia natural de las cualidades intelectuales o morales que poseen, sin que esa influencia pueda imponerse nunca como un derecho ni apoyarse en una institución política cualquiera.”

La paz más cerca del capital, más lejos de los pueblos

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La desarmonización en los territorios ancestrales y sagrados de las comunidades étnicas no ha cesado; ahora, en plenos diálogos-acuerdos entre las insurgencias y el Gobierno Nacional sobre un eventual fin del conflicto armado, la bota militar y paramilitar se ha asentado con un gran poder de sangre y muerte en aquellas tierras.

En los últimos meses, en el Cauca, y en general en municipios y ciudades del país, la ofensiva paramilitar –ojo, no BACRIM o bandas delincuenciales- ha hecho resurgir un dominio de terror entre los habitantes rurales y urbanos de estos territorios. Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, las Águilas Negras y otros grupos no identificados han retomado fuerza y capacidad militar en territorios estratégicos para sus acciones cobardes y terroristas. El paramilitarismo está atacando, igual que el Uribismo, cabe preguntar: ¿Casualidad? o ¿Combinación de todas las formas de lucha?

De este modo el movimiento social, la población en general (estudiantes, trabajadoras/es, afrodescendientes, campesinas/os, indígenas, personas de a pie) estamos resistiendo a la ofensiva que se está llevando a cabo con amenazas, hostigamientos, paros armados y atentados. Paros armados en donde la ultraderecha tiene dominio militar: El Urabá Antioqueño, zonas del Magdalena Medio, y que además de ello, allí están asentados grandes emporios económicos,  multinacionales o terratenientes, de nuevo cabe preguntarnos: ¿Casualidad?

¿Es casualidad que en tiempos de una posible desmovilización de las insurgencias del país aparezca como un monstruo el brazo armado de la ultraderecha?

En lo que va corrido del año 2016 han asesinado –preocupantemente- decenas de militantes de Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos y líderes comunales así como de organizaciones sociales indígenas, campesinas y afros.

En el Norte del Cauca, departamento aguerrido con presencia de las insurgencias gracias a sus condiciones geográficas y su configuración social, también han tomado posiciones los paramilitares –o eso parece- donde las comunidades indígenas  y en este caso la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) en repetidas ocasiones han venido denunciando amenazas en su contra: El día 6 de Abril, seis personas armadas interceptaron a un líder indígena para notificarle su exilio obligado del pueblo, de lo contrario, lo asesinarán[1]. Así como también el coordinador de la guardia indígena está amenazado desde hace varios días.

En estos cuatro meses del presente año se ha incrementado en un 38%  -a comparación del año 2015- la violación de los Derechos Humanos a comuneros indígenas, por parte de la policía, ejército, ESMAD y grupos armados paramilitares. La violación a la jurisdicción especial indígena ha sido negada por la justicia ordinaria del Estado; irrespetando, discriminando e imponiendo la autoridad estatal; tal es el caso del líder indígena Feliciano Valencia en el 2014: En la minga social del 2008 en movilizaciones y protestas adelantadas por la comunidad indígena, el cabo del ejército Jairo Chaparral se infiltraría con el objetivo de montar un falso positivo judicial, donde señalarían que las protestas estaban apoyadas por la guerrilla. En su morral, se encontraría un radioteléfono, así como prendas de las fuerzas armadas colombianas. La justicia indígena y comunitaria declararía contra el militar 20 azotes y un baño con plantas medicinales para armonizarlo. Valiéndose de lo anterior, el Estado colombiano sentenció a 18 de años de cárcel a Feliciano por tan duro castigo al militar[2]. O el caso de los siete comuneros indígenas capturados por transportar palos de guadua en una camioneta, que según la policía el delito era destruir el medio ambiente[3]. No hay que saber más para darse cuenta del descaro y el racismo.

Pero la desarmonización no es solamente eso. La minería en sus territorios ha incrementado fuertemente, desangrando y perforando la Madre Tierra para la extracción de oro, lo que conlleva a un desequilibrio ambiental, social y cultural de grandes proporciones. Los cultivos ilícitos también han aumentado, con otra gran casualidad: Luego del posicionamiento de una base militar en las montañas cercanas a estos cultivos, la producción de coca y marihuana aumentó[4].

Lo anterior, expresado y denunciado frecuentemente en distintos espacios de confluencia política, social y cultural ha logrado llegar a muchos oídos, pero hace falta llegar a muchos más. Oídos dispuestos a escuchar para gritar, a ojos dispuestos a mirar para ver, a manos dispuestas a construir. Lo anterior, parece que para la insurgencia sentada en La Habana, no le ha quedado muy claro, en cuanto a la participación del movimiento indígena, campesino o afro. No se trata de cooptar, se trata de escuchar y llegar a la anhelada Unidad.

El 23 de febrero pasado, las comunidades del Cauca se encontraron para analizar el encuentro de los actores del conflicto que lleva más de 4 años. A partir de cuatro preguntas se analizó la situación. Una de estas preguntas fue:

¿Cómo incidir para que la mesa de negociaciones de paz en la Habana – Cuba, garantice el diálogo con los pueblos indígenas? La respuesta que dieron los participantes fue muy  concreta, señalaron  que la propuesta que dieron algunos líderes de incidir en la mesas de negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC sonaba de forma interesada, porque no es posible  participar en estos diálogos sin tener propuestas que sean construidas de forma consulta y por las bases, en este sentido es mejor exigir a los actores armados y el capital transnacional  que respeten los  territorios en vez de incidir en la mesa que no aborda la crisis del sistema capitalista[5].

La propuesta de paz que desde el Norte del Cauca y en general las comunidades étnicas siempre han demandado para su pervivencia y armonía se construyen a partir de demandas ancestrales y comunitarias bajo lógicas de democracia directa en asambleas amplias: Los derechos territoriales de los pueblos indígenas, el fortalecimiento del gobierno propio, garantías para desarrollar la autonomía. Demandas que el propio Manuel Quintín Lame las iba tejiendo en las insurrecciones de principios del siglo XX para que en 1971 se conformara el Congreso Regional Indígena del Cauca, donde su lucha ha sido por la pervivencia y la paz; la unidad, tierra, cultura y autonomía.

Para la última semana de Mayo, se está organizando una gran movilización desde los territorios ancestrales, en la que pedirán al Gobierno Nacional el cumplimiento del 97% de lo pactado en el último paro nacional agrario. En esa medida de reivindicaciones y demandas, también se observará con ojos críticos el tema de la minería, la tenencia de la tierra, el paramilitarismo y la participación en la mesa de negociaciones.

Hay que recordar, que en Cuba con las FARC-EP, o en varios países del continente con el ELN, no se está ni se va a negociar el modelo económico ni el problema agrario en profundidad. Las insurgencias están condicionadas bajo sus banderas políticas, dejando a un lado las propuestas del grueso de los movimientos sociales de talante autónomo. Por todo lo anterior, hay que impulsar los principios de autonomía que se pueden encontrar en luchas sociales y étnicas, que más allá de lo que se pacte entre dos actores del conflicto, puedan llegar a dilucidar un horizonte de lucha donde los pueblos salgan del olvido y la muerte.

[1] Denuncia hecha el día 7 de Abril por la consejera de la ONIC en rueda de prensa con medios alternativos de comunicación.
[2] Ver al respecto:http://www.las2orillas.co/caso-feliciano-valencia-justicia-indigena-si-pero-cuando-conviene/
[3] http://www.nasaacin.org/informativo-nasaacin/nuestra-palabra-kueta-susuza-2013/8094-la-detenci%C3%B3n-de-siete-comuneros-del-resguardo-ind%C3%ADgena-de-sanfrancisco-es-otro-golpe-para-la-justicia-propia

[4] Denuncia hecha el día 7 de Abril por el gobernador de la ACIN, en rueda de prensa con medios alternativos de comunicación.
[5] Vera al respecto: http://www.nasaacin.org/nuestra-palabra/8078-%E2%80%9Cuna-cosa-es-lo-que-piensa-el-burro-y-otra-cosa-el-que-lo-arrea%E2%80%9D-comuneros-hablando-de-%E2%80%9Cincidir%E2%80%9D-en-la-mesa-de-negociaciones-de-paz-en-la-habana-cuba

[Crónica] Allí, en un lugar no muy lejos, se resiste liberando la Tierra del terrateniente y el capital.

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¡Cxhab Wala Chacha Chacha!
*El Gran Pueblo Resiste

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Acompañando a la comunidad Nasa en Corinto, Norte del Cauca.
Enero de 2016

El pueblo Nasa es uno de los más de 100 pueblos originarios que milenariamente han habitado armoniosamente con la naturaleza en esta pequeña masa continental, llamada posteriormente como Colombia. Su lengua, el Nasa Yuwe, sigue vigente en las personas adultas de la comunidad; algunas jóvenes también lo entienden y hablan, sin embargo, se ha ido olvidando significativamente –a lo que nos referiremos más adelante-.

Así como en general el Norte del Cauca ha sido territorio propicio en el cual todos los actores han encontrado asidero para afrontar el conflicto armado en el país, en particular, el municipio de Corinto por su posición geográficamente estratégica ha sido zona para que organizaciones insurgentes se posen en la zona, lo que ha conllevado a una propaganda por parte de los medios de comunicación como zona de “No pase”.

En gran parte del Valle del Cauca y especialmente del departamento del Cauca, los ingenios azucareros han hecho de las suyas, de la mano de uno de los empresarios más poderosos y millonarios de todo el mundo, como lo es el señor Carlos Ardila Lulle, (quién no es solamente dueño de ingenios azucareros, sino también, de medios masivos de comunicación, equipos de fútbol, entre otros). Al igual que el señor Álvaro José Saa quién perfectamente fue filmado en diciembre del año 2015 junto con sus empleados; amenazando y accionando sus armas de fuego contra indígenas desarmados que se encontraban en “su propiedad privada”. Aquellos señores son beneficiarios de la explotación que desde mucho tiempo atrás ha venido ocurriendo , quienes valiéndose del despojo que han sufrido las comunidades indígenas desde la época colonial y que ha sido una práctica recurrente desde principios del siglo XX, se han beneficiado de las tierras productivas de la zona plana del Cauca, desplazando a las personas nativas hacía las faldas o zonas altas de las montañas que hacen parte de la cordillera central.

Son miles y miles de hectáreas utilizadas para el cultivo de la caña de azúcar, que en un porcentaje muy reducido es destinado para el consumo de azúcar. Sin embargo, un porcentaje de enormes proporciones se destina para producir agro combustible, que no es precisamente para el consumo nacional, sino que se exporta a otros países. Además de eso, el monocultivo genera una gran contaminación ambiental, debido a que no permite que en grandes extensiones de suelo exista otra flora, por lo tanto reduzca la fauna que cumple un ciclo perfecto cuando existe heterogeneidad en los cultivos, sino que además la quema constante (como lo hacen los ingenios) produce dióxido de carbono que repercute en la capa de ozono, facilitando a lo que conocemos como calentamiento global y que también repercute en daños irreversibles en el sistema respiratorio de niños y niñas de las comunidades han sido afectados. El uso de fertilizantes y madurantes a su vez,contamina el suelo, el aire y principalmente las aguas1.

Aproximadamente un millón de personas en el Valle del Cauca y la parte plana del Cauca viven como empleadas de estas plantaciones, lo que ha palabras de sus patrones puede ser una empresa de “desarrollo social y económico”, así como de sustento para miles de familias. Si echamos una mirada unas decenas de años atrás, aquellas tierras antes habitadas por comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas fueron invadidas poco a poco por el discurso de progreso económico que la caña producía2. En pocas palabras, miles de personas trabajan de sol a sol en sus propias tierras ancestrales pero a beneficios de unos cuantos usurpadores.

El vuelco de una actividad neocolonial que desde el siglo XVI se llevaba a cabo por colonizadores españoles, pasó a una actividad de carácter capitalista desde la década del 60 del siglo pasado3, -donde según habitantes de la región-, aquellas tierras se distinguían por su gran variedad de árboles frutales, que albergaban también a decenas de especies de aves, igualmente, creando un ecosistema agradable para insectos y animales de todo tipo. Ahora, lo que se ve, es un desolador y monótono paisaje.

En el municipio de Corinto, donde nos hospedamos toda una semana completa, se presencia personas colonas que han llegado de lugares aledaños o de la ciudad de Cali, así como personas campesinas y afrodescendientes. El actual alcalde de Corinto, Edward García del Partido Liberal (así como su sucesor del mismo partido) ha intensificado una propaganda con un corte claramente racista, donde a lo largo y ancho del casco urbano y en lugares de la zona rural se ha publicitado (pasacalles, pancartas y carteles) una campaña de “No al resguardo indígena”.

A consecuencia del anterior contexto preocupante y violento, lleno de privatizaciones, desplazamientos y contaminación ambiental, las comunidades Nasa –principalmente del Norte del Cauca-, han entrado de nuevo al proceso de liberación de la Madre Tierra, tras surtir un proceso infértil de peticiones permanentemente exigidas, como: “20 mil hectáreas para los nativos del norte del departamento y 6.500 hectáreas para el cabildo indígena de Corinto, incluyendo los predios donde se asientan las empresas cañeras en ese municipio” 4

Su levantamiento se cimienta en procesos de recuperaciones triunfantes de los años 1970 y 1980, 2005 y del intento de recuperación de la hacienda El Nilo, reprimida fuertemente por parte dela Policía Nacional y paramilitares, dejando un saldo de 20 indígenas asesinados5).

Desde el 14 de Diciembre de 2014 se ha vuelto a escuchar “Libertad para la Madre Tierra”. Las comunidades han entrado a ocupar cuatro predios en zona rural de Corinto (Quebrada Seca, Miraflores, Granadita y García), tres de ellas propiedad de Carlos Ardila Lulle, que en declaraciones ha expresado, no bajar cabeza; lo que significa una resistencia de grandes proporciones por parte de la comunidad Nasa a tan brutales arremetidas por parte del ESMAD, Policía Nacional y Ejército Nacional, juntos, así como arremetidas mediáticas en las grandes corporaciones de la información en Colombia, donde el Caracol Televisión en uno de sus programas “embobazombies” como Séptimo Día, realizó un documental dividido en tres partes, donde expresaba un total racismo y abierto fascismo, como se podía constatar en las entrevistas a simpatizantes uribistas o militantes del Partido Centro Democrático, deslegitimando y criminalizando la cultura indígena en general.

El proceso de Liberación se hace consecuentemente con sus mandatos ancestrales recogidos en el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC): Unidad, Tierra, Cultura y Autonomía se encuentran para pelear contra el poderío del capital.

Unidad

La minga social indígena (permanente en el proceso de Liberación de la Madre Tierra) convoca e invita a toda la comunidad Nasa de todos los resguardos y cabildos vecinos. Así como también a indígenas todas las comunidades y pueblos, personas campesinas, afrodescendientes y demás sectores sociales, trabajadores, estudiantiles. Así, bajo los principios de solidaridad y apoyo mutuo se está consolidando la unidad entre sectores explotados y reprimidos.

Tierra

Las comunidades indígenas, trabajadoras de la tierra por sus vínculos ancestrales y culturales con la Uma Kiwe (Madre Naturaleza en Nasa Yuwe “Lengua Nasa”), han venido entregando y difundiendo el mensaje de convivir amablemente con la naturaleza, donde el complemento entre ser humano y los cuatro elementos de la tierra deben ser imprescindibles para el buen vivir colectivo, que se opone a la sucia y perversa idea/práctica de desarrollo.

Igualmente, reclaman las tierras que les fueron usurpadas ancestralmente. Responsables de ello, son terratenientes y gobierno nacional.

Cultura

El racismo indiscrimado al que han tenido que enfrentar ha sido una batalla de total desventaja. Por un lado, las campañas estatales, por el otro, medios masivos de comunicación han sido reproductores de ver al indígena como muñeco de museo, antes que como persona.

Su resistencia más importante es y ha sido el reconocimiento como indígenas que han venido caminando los territorios milenariamente.

Autonomía

Sus propuestas a partir de la propia educación, salud, agroecología y comunicación nacen a partir de una apuesta colectiva, sintiendo que se hace necesaria en tiempos donde la globalización neoliberal ataca con todo su poderío. Así las cosas, se comienza a sembrar semillitas de autonomía en cada espacio, comenzando a cultivarlas en las asambleas, hasta terminar cosechándolas en el mandar obedeciendo.

El casco urbano de Corinto, cuenta con un hospital propio de la ACIN (Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca), medicando en su gran mayoría con tratamientos naturales de sabiduría ancestral que comunican abuelas y abuelos. Las brigadas de salud hacia las comunidades de las partes altas de la cordillera son frecuentes, con personas médicas voluntarias que llegan –gran parte- de la ciudad de Cali (Universidad del Valle). Ahora, el hospital está en un Nivel I (medicina básica, donde prestan atención para consultas), a partir de la autogestión, se tiene proyectado –muy pronto- ampliar el hospital para brindar atención Nivel II.

La emisora Nación Nasa Estereo, consolidada a partir de una iniciativa del Tejido de Comunicaciones del cabildo indígena de Corinto del resguardo Paez; tomando una herramienta para difundir, la cual sale al aire con la frecuencia 93.9FM en el municipio (zona urbana y rural).

La educación propia va en camino. Se hace de total importancia, donde se comparta la lengua Nasa en un diálogo de saberes, tejidos y caminos. Una educación integral donde la mente y las manos confluyan en esa línea del buen vivir.

El mensaje que se trae desde el Norte del Cauca es claro y conciso, unidad entre sectores explotados, unidad en pensamiento, unidad en palabra. La lucha no es para las comunidades del Norte del Cauca, es para toda la humanidad. La lucha No es del Norte del Cauca, comienza en el Norte del Cauca.

Desde el Norte del Cauca se escucha: “Ya Basta! Libertad para la Madre Tierra”. Desalambremos las tierras y los corazones; las tierras para caminar, los corazones para sentir. Avancemos en colectivo, acompañándonos en pensamiento desde el lugar que estemos.

¡Hasta que el sol se apague seguiremos en pie las guerreras del arco iris!

__________________
1. Ver al respecto el documental “El amargo dulce de la caña de azúcar” (https://www.youtube.com/watch?v=HxTD_gyPha4)
2. Bermudez, Isabel. (1997). La caña de azúcar en el Valle del Cauca. Orígenes de la banca y la industria en Colombia 1850-1950; Credencial Historia, No 92.
3. Colmenares, German. (1983). Sociedad y economía en el Valle del Cauca. En Cali: Terratenientes, mineros y comerciantes. Bogotá: Banco Popular.
4. Ver al respecto: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/pelea-de-los-indigenas-corinto-articulo-546675
5. Ver al respecto: http://www.nasaacin.org/editoriales/7987-lo-que-vamos-aprendiendo-con-la-liberaci%C3%B3n-de-uma-kiwe

Marcha contra la brutalidad policial y por el desmonte del Esmad

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En el marco de la lucha contra la brutalidad policial y por el desmote del ESMAD, este año de nuevo salimos a las calles a denunciar la persecución, represión y estigmatización.


El 24 de febrero conmemoramos el día en el cuál se cumple el aniversario del escuadrón de la muerte de la policía nacional, conocido como ESMAD, que se ha caracterizado por ser una unidad que puede saltarse cualquier protocolo humanitario, donde se han registrado casos de usos de armas no convencionales, uso excesivo de la fuerza y violación sistemática de derechos humanos.

Además de ello, las fuerzas militares han actuado en una estrategia contra las que luchan, apoyándose también en la creación, promoción y apoyo (con acción u omisión) de fuerzas paramilitares, que financiadas por la patronal extranjera y la burguesía nacional, han contribuido en gran parte a la aniquilación de luchadoras sociales, organizaciones revolucionarias y en general, de todas las que se opongan al modelo de país que nos quieren imponer.

En ese sentido, para esta ocasión, queremos hacer más explicita la demanda contra el paramilitarismo, que de la mano con la brutalidad policial, han recrudecido la represión contra las que luchan en los últimos meses, mientras la oligarquía colombiana nos habla descaradamente de “paz”. Este paramilitarismo, que le negó la existencia física hace poco a nuestro compañero Carlos Pedraza, sigue ordenes de quienes también mandan sobre el Escuadrón Móvil Anti-dignidad, quiénes nos han asesinado a Nicolás Neira, Oscar Salas, Jhonny Silva y otro sin número de soñadoras y luchadoras por un mundo nuevo, además de las miles de heridas y perseguidas por los aparatos represivos.

No sobra recordar también la persecución a las antiautoritarias en los últimos meses, que entre otras cosas, se saldó con la muerte de Augusto Tihuasusa, activista indígena y defensor del territorio, participante de históricos procesos libertarios, y bajo esta perspectiva de autonomía y autogestión contribuía a las luchas sociales de la sabana de Bogotá, siendo asesinado por la espalda el año pasado en las calles de Facatativá.

Así, convocamos a salir a marchar como tendencia libertaria por las calles de Bogotá este 24 de febrero, encontrándonos a las 3 pm en el Planetario Distrital (Esquina nor-oriental de la Calle 26 con Carrera 7ma). Para quienes tengan la oportunidad, también les extendemos la invitación a marchar con nosotras desde la Universidad Pedagógica Nacional, sede de la Calle 72 con Carrera 11, donde nos encontraremos desde la 1 pm frente al Bloque A. No sobra recordar que sería de gran apoyo llevar banderas, carteles, trapos, pitos, tambores y todo aquello que ayude a hacer más eco para las demandas que queremos situar.

¡Arriba lxs que luchan!
Unidxs en las calles y campos: ¡VENCEREMOS!