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Cortina de humo. Perspectivas sobre la toma y retoma del palacio de Justicia.

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cabezaMuy seguramente en el momento que salga esta editorial la noticia del momento habrá dejado de ser las lágrimas de cocodrilo de algunas representantes de la oligarquía criolla frente a los hechos acontecidos algunas décadas atrás con la toma del Palacio por parte del M-19 y la retoma del mismo por parte de las Fuerzas Militares en aquel momento.

Ahora llenarán los titulares de los noticieros y la prensa, el concurso nacional de “Belleza”, El partido de la Selección Colombia en Chile, el morbo explotado con la tragedia de Armero, entre otras. Y no podía ser de otra manera ya que en nuestro país todo se diluye en el sagrado manto de la banalidad mediática.

No es de extrañar entonces que atrás hayan quedado los titulares sobre el Holocausto del Palacio, las razones del M-19, la “financiación” del Cartel de Medellín a la Toma, o la “injusta” pena que recae sobre personajes como los Generales Plazas Vega y Arias Cabrales.

El Anuncio de la entonces Ministra de Comunicación, Noemí Sanín, en el cual ratificaba su soberbia al no pedir perdón por los hechos ocurridos el 5 y 6 de Noviembre de 1985, destacándose en su papel de censura por parte del Estado a los medios de Comunicación que estaban transmitiendo los hechos en la Plaza de Bolívar y sus alrededores, nos demostró una vez más como el Estado a través de los medios de comunicación pueden llegar a tergiversar la historia de los sectores en resistencia convirtiendo en enemigos del pueblo a los sectores más beligerantes, que en mayor o menor medida, buscan un cambio en la situación Social, Política y Económica de las millones que sufren la violencia capitalista a través de la pobreza y la miseria a la que han sido sometidas.

No es papel de nosotras criticar “La operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”, Ni el accionar del M-19 en dicha oportunidad. No obstante, cabe hacer un pequeña reflexión del contexto en el que esta operación se produjo y la respuesta que tuvo por parte del Estado: la retoma acaecida por parte de las Fuerzas Militares, en cabeza del Ejercito Nacional, el F2 y el DAS.

Para aquel entonces, Colombia enfrentaba 20 años de Conflicto social y armado, en donde varios actores tomaban un rol preponderante en la lucha por el poder, entre ellos se encontraba el M-19, una guerrilla Nacionalista surgida desde la pugna electoral, en la cual, la socialdemocracia representada por la Alianza Nacional Popular –ANAPO- reclamaba el fraude ante unas elecciones “irregulares” en la década de los 70’s, que como en todas las colombianas, fue el circo ideado para legitimar a la oligarquía de siempre en Cabeza de Misael Pastrana quien se desempeñaba como dirigente del Partido Conservador.

En su momento, el país se encontraba afrontando unas conversaciones de paz con varios actores insurgentes en los cuales se destacaban varias de las guerrillas que actualmente se encuentran desmovilizadas, propendiendo por un cambio dentro del sistema político en el marco de la democracia burguesa. Todo esto en el escenario que siempre hemos conocido, millones de pobres desplazadas por el conflicto enraizado en las disputas por el capital engordando los cinturones de miseria en campos y ciudades. Lo anterior, rubricado en un estado de sitio que restringía derechos ciudadanos básicos, al mismo tiempo que aumentaban las deudas adquiridas por el gobierno con la Banca internacional para cumplir estándares impuestos por entidades multilaterales. Igualmente importante, la consolidación de la oligarquía criolla que disfrutaba a sus anchas de los beneficios que representaba tener el respaldo del imperialismo Norteamericano en su lucha contrainsurgente, razón que lleva a comprender porque el gasto militar era de los más altos de la región con uno de los ejecitos más gruesos del continente, entre otras medidas.

A nivel continental, es importante no perder de vista que a ello se le sumaba los primeros indicios del proyecto neoliberal que en Chile estaba surtiendo sus últimos experimentos para replicarlo con la directriz de los Chicago Boys por toda Latinoamérica con su nefasto referente de dictadura militar.

Referencias a estos hechos los podemos encontrar en cualquiera de los análisis que las grandes empresas de formación –especulación- de opinión hicieron la semana pasada. El registro de 40 hombres y mujeres, que osadamente se tomaron el tercer símbolo en importancia de los poderes estatales: el Palacio de Justicia. La intención era lograr desde allí expresar en la palestra pública sus demandas frente a la “traición” por parte del Gobierno de Belisario Betancourt-que curiosamente en su candidatura de 1982, fue apoyado ampliamente por el sector de la ANAPO, partido político de los principales fundadores del M-19.- en el incumplimiento de los pactos de Paz firmados en Corinto, El Hobo y Medellín el 24 de agosto de 1984.

Versiones por parte de los medios de comunicación de esa época, si ningún atisbo de investigación o de ética, comenzaron a crear y difundir la versión oficial en la cual se culpaba de las muertes y desapariciones a la célula guerrillera encargada de la acción, donde se decía, que el Comandante del Operativo se había amarrado junto a varios Magistrados para inmolarse con varios explosivos atados a su cuerpo. Asimismo, de forma irresponsable se dijo que los guerrilleros habían ejecutado a sangre fría a los rehenes que quedaban en la mañana del 7 de Noviembre, entre otras tonterías típicas del arrodillado periodismo criollo que tenían por finalidad eximir al Estado de cualquier responsabilidad de los asesinatos a manos del ejército nacional, el DAS y el F2 en el proceso de retoma, buscando por carambola, nublar cualquier razón política de la guerrilla del M19 frente a su proceder en miras de forzar su futura desmovilización.

En ese marco, el papel de censura asumido por la Ministra Sanín fue fundamental para que este hecho no desencadenara una reacción por parte de sectores afines a la forma de hacer política del M-19, aprendiendo de la experiencia del Bogotazo en la que los medios fueron un factor fundamental en el desencadenamiento de la insurrección popular. El ministerio de Comunicaciones, en cabeza de Noemí fue uno de los primeros en tomar decisiones dentro de la Casa de Nariño, tomando la posición de no negociar con los “terroristas”, justificando su accionar bajo el sofisma de que unas cuantas jóvenes pusieran en Jaque a las instituciones democráticas y Republicanas.

Contado esto, es evidente la labor de los medios de comunicación junto con las políticas estatales de censura frente a unos acontecimientos que de manera parcializada pudieron llegar a representar un riesgo para su legitimidad. Paradójicamente, la censura de este suceso fue asumida de forma solapada por varios sectores de la sociedad, mientras otros tantos fueron desviados y diezmados con un partido de fútbol acompañado de la posterior versión oficial replicada y amplificada por las fabulas de los medios de desinformación.

Valdría la pena reflexionar que si el mecanismo que se pretende como reparación a la victimas es la verdad y la Justicia, es impajaritable encontrar a las culpables y responsables en las más altas esferas del Estado de por aquel entonces, que casualmente, son las mismas castas políticas que nos gobiernan hoy en día. Es una responsabilidad ética e histórica encontrar en el funcionamiento mismo del Estado a los culpables de esta tragedia que no es más desesperanzadora que la muerte de niñas por desnutrición en la Guajira o el Chocó, las ocho millones de pobres que sufren día a día la miseria y la explotación de un Estado que siempre ha servido a los intereses de los mismos Betancourt, Pastranas, Santos, y toda la ralea reaccionaria que detenta el poder en el país.

De la misma forma, debemos reconocer el aporte de una generación que logró asumir su época y condiciones de lucha con acciones marcadas por la creatividad y su cercanía a las demandas de las explotadas. Es por esto que las generaciones presentes deben continuar con una actitud más avezada y astuta frente a un Estado que tiene en sí mismo la capacidad de atropellar la dignidad de cualquier ser humano que se le interponga. El momento actual exige una generación que sea capaz de analizar las condiciones en las que el poder se afianza por medio del autoritarismo y las prácticas violentas. Tenemos que promover una actitud capaz de anticiparse a la reacción por parte de los aparatos represivos que no mediaran en la defensa de la institucionalidad y las condiciones de opresiones que el estado inherentemente conlleva.

Visto así, no resulta descabellado afirmar que estas fechas nos sirven para recordar, pero también, nos ayudan a darle cara a los problemas que persisten en un nuestro entorno y las razones que han permitido su permanencia. Son a su vez, una invitación a la reflexión en cuanto al poder y su persistencia en nuestras vidas ratificando que este sistema no va a ser destruido tan fácilmente. La tarea de construir una conciencia colectiva capaz de desterrar de nuestros corazones cualquier atisbo de autoritarismo y opresión, es la ocupación que debe fundamentar nuestro accionar en todas nuestras relaciones y territorios.

Medios de comunicación y lucha de clases: El caso de lxs 13

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 Al graznido escuchado al borde
De la estrecha carretera
Cuando los rostros afilados de los hombres
Miran al cielo con ojos llenos de asombro,
La noticia propaga por ensalmo:
La señal de los cuervos
Anuncia la nueva hora del terror
Los cuerpos otra vez bajando por el río
La subienda de muertos a orillas
Del nuevo y rojo día
Alguien suelta sus pájaros oscuros
Desde las secretas cámaras del palacio.[1]

 VENCEREMOSHace algunos años Noam Chomsky daba apertura a uno de sus escritos[2] señalando que el tipo de medios de comunicación de una sociedad determinada nos debe interrogar por el lugar en el que vivimos, y a su vez, por el lugar en el que quisiéramos vivir. Este discernimiento del autor Norteamericano cobra especial vigencia en la actualidad a luz de hechos tales como la parafernalia mediática desprendida alrededor de la captura de 13 activistas sociales acusados de manera inquisidora y tendenciosa de ser los responsables de la colocación de algunos artefactos explosivos[3] en la ciudad de Bogotá, Colombia. No obstante, a pesar de las irregularidades en el proceso[4] [5] que salieron a flote conforme avanzaron las audiencias, lo cierto es que hasta el día de hoy tales elementos no se han tenido en cuenta a la hora de “informar” a esa ambigüedad que se suele llamar opinión pública por parte de los grandes medios de comunicación ni por los esbirros del periodismo sicarial que allí laboran.

Sin embargo, es importante reconocer que tal proceder no corresponde a las vicisitudes del azar, ni tampoco depende exclusivamente de los intereses particulares y maquiavélicos de personajes de dudosa reputación como lo son Luis Carlos Sarmiento Angulo[6], Felipe López Caballero[7], Ardila Lule[8], entre otros. En realidad, lo que tenemos en este caso es una clara manifestación de las contradicciones que se expresan en la aún vigente lucha de clases[9], en consecuencia, no son otras contradicciones que las que son inherentes al capitalismo y por tal motivo sería un error ceñir lo acontecido únicamente a la voluntad de una persona o grupo político.

En ese sentido, resulta fundamental no perder de vista el conflicto de intereses que se tejen alrededor de los medios de comunicación puesto que:

No existe, por tanto, la información por la información; se informa para orientar un determinado sentido. Que nadie sea llamado a engaño en una materia en la que tantos quieren aparecer (los comunicadores burgueses) como inocentes, apolíticos o neutrales. No hay tal inocencia, tal apoliticismo o tal neutralidad. Y es necesario recordarlo y tenerlo muy presente si se quiere utilizar los medios de masa para fines progresistas o revolucionarios.[10]

De tal forma, retomando a lo planteado por Chosmky[11] adquiere coherencia que históricamente los sectores dominantes – y valga decirlo minoritarios – han reproducido un imaginario en el que por distintas condiciones se ven así mismos como superiores frente al resto de la sociedad, condición que a la postre, les ha permitido el beneplácito discursivo para utilizar herramientas cualesquiera que sean para inclinar el consenso general a sus intereses particulares puesto que estos serían la representación material de ideales elevados, en otras palabras, la lógica de elite se ha erigido con el paso del tiempo como una lógica de clase bajo el supuesto de la existencia de una minoría inteligente que tendría la “noble” labor de guiar por el camino “correcto” a la numerosa gleba ignorante. Sin embargo, detrás de la demagogia escondida en este discurso con tufillo pseudo-altruista lo que en realidad se aprecia es el pretendido interés por mantener la organización vertical de la sociedad.

Lo anterior nos permite explicar la existencia de:

…medios dominantes y medios dominados en cada época, según su contenido se imponga a los demás o viceversa, en su lucha por la opinión pública, lo que no depende tan sólo de causas ideológicas, sino, básicamente de causas materiales y técnicas, determinantes en la supremacía de los medios masivos sobre otras formas de comunicación.[12]

Así pues, vale la pena virar la atención al carácter material enunciado en la cita anterior ya que en contraposición a las modas intelectuales, lo cierto es que la comunicación tiene su expresión tangible en los medios en los que se expresa -sin importar cuales sean-, y también, en su inserción en la producción económica, razón por la cual, no es descabellado señalar que los medios de comunicación masiva han logrado convertirse en una forma de producción concreta si se tiene en cuenta la complejidad de condiciones que implica (empresas, dinero, trabajo manual e intelectual, maquinaría, tecnología, etc).

Esta compleja trama de relaciones responde claramente a un paradigma de consumo[13] con respecto a los medios de comunicación como fue señalada hace algunas décadas por el Grupo Anarquista Tierra perteneciente a la F.A.I. Según ellxs, las funciones de los grandes medios podrían sintetizarse en cinco tareas fundamentales a saber: 1.vigilancia (supervisar lo lucrativo), 2.adjudicación de status(crear símbolos, asignar significados), 3.presionar para la aplicación de normas sociales(enjuiciamiento de la opinión), 4.transmisión de cultura (bajo el parámetro económico), 5.narcotizante (hacer de lo presentado algo superfluo). Concordante con ello:

En la actualidad, el panorama mediático nos muestra una maraña de empresas de comunicación al servicio de un mismo interés: el sistema de economía del mercado. Por eso, aunque podamos descubrir tendencias políticas en muchos medios de comunicación, mantenemos la tesis de que la verdadera ideología dominante en dichos medios se alinea con las bases sobre las que se asiente el capitalismo neoliberal.[14]

Es pues ante semejante brecha de posibilidades a partir de los medios de comunicación que las clases dominantes han optado juiciosamente por utilizarlos para promover idearios en los cuales los distintos sectores subalternos se sientan identificados pero operando siempre en beneficio casi exclusivo de sus verdugos. Visto desde esta panorámica, de lo que se trata es de la fabricación de consensos artificiales en una sociedad determinada, cuestión que, no puede ser otra cosa que un tangible proceso ligado a los recursos y el poder en el que el control mediático reside en la constante falsificación histórica distorsionando los hechos y maquillándoles según el interés dominante.

Por este motivo, cuando se produce el montaje de escala cinematográfica alrededor de la captura de lxs 13 activistas sociales, más allá de querer reprender a lxs supuestos artífices de los distintos atentados en la ciudad de Bogotá, lo que buscaron las clases dominantes fue enlodar la acción política de estas personas puesto que sus actividades a nivel barrial, estudiantil, laboral, etc, son contrarios en varios sentidos del modelo social vigente marcado por la injusticia y el oprobio. Crear falsxs enemigxs -especialmente si son luchadorxs sociales- es una de las tácticas que emplea la oligarquía para enfocar la atención en problemáticas artificiales, y de esta forma, desviar las miradas de los problemas estructurales íntimamente ligados a las condiciones objetivas que sostienen la brecha entre las minorías opulentas y las mayorías explotadas dejando de manifiesto que el meollo del asunto estriba en las tensiones inherentes a los antagonismos entre clases.

Consecuentemente, “cuando se trata de construir un monstruo fantásticos siempre se produce una ofensiva ideológica, seguida de campañas para aniquilarlo”[15]. En el caso de lxs 13, la seguidilla de informaciones matutinas en la gran mayoría de grandes medios de comunicación reforzaba el mensaje día tras día de identificar en ellxs un enemigo social a erradicar, no obstante, el carácter parcializado de dichos medios dejó siempre por fuera las constantes irregularidades presentadas en el proceso, y además, las hojas de vida de estas personas que les respalda como luchadorxs sociales. Es por esto que nunca vimos a RCN, Caracol, NT24, y demás oficinas del periodismo badulaque y cizañero acercándose a hacer sus pendencieros reportajes y emisiones de noticias evidenciando el activismo social de las personas injustamente señaladas en este caso, a manera de análoga, brillaron por su ausencia las entrevistas a conocidxs, amigxs, familiares y compañerxs de trabajo para que dieran su versión de lo que acontecido, y cuando lo hicieron, utilizaron el material de manera ruin para continuar despotricando de lxs imputadxs.

Habría que agregar que:

Detrás de la manipulación informativa no sólo se esconde la búsqueda de una tergiversación de la realidad , sino , sobre todo, la educación emocional de la ciudadanía ante los estímulos que recibe en forma de noticias. Despertar sentimientos emocionales negativos respecto a determinados estímulos mediáticos, es el objetivo prioritario. No importa tanto lo que el espectador pueda o no conocer, como el modo en que dicho espectador reaccione emocionalmente a la noticia en cuestión, al estímulo mediático que se presenta en forma de noticia.[16]

En síntesis, podemos afirmar que alrededor de los medios y de la comunicación en sí, lo que se tejen son tensiones puesto que su desarrollo no es otro que el de la lucha de clases. Esto es comprensible en el caso de lxs 13 si ubicamos lo sucedido en el marco de lo que vagamente ha sido llamado posconflicto -que de pos sólo tiene el rotulo- como una estrategia   que busca desarticular todos los focos disidentes y de resistencia – sean armados o no- al interior de los movimientos sociales para que de esta forma lo que ha sido llamado la locomotora minera[17] por el presidente y portavoz de la oligarquía Juan Manuel Santos opere sin mayores contravenciones siendo fiel a los intereses de su clase sin importar las consecuencias que pueda acarrear a nivel económico, ambiental, político y social, perfilando al país en el ámbito del extractivismo en plena concordancia con el boom que se ha dado de un tiempo para acá en el continente en esta materia con el auspicio del imperialismo norteamericano,chino, entre otras potencias.

Así pues, lo que se avizora son tiempos de recrudecimiento en la represión para todos y todas aquellas que no se plieguen a las “nuevas” condiciones que se den a partir de la pantomima del posconflicto y la repartición de los cargos en el direccionamiento del orden social en Colombia. Será también, una oportunidad para que principalmente los sectores independientes se aboquen a construir escenarios de unidad ejerciendo la política de una forma distinta a las plataformas predominantes – sean de derecha o izquierda- yendo a la raíz de las problemáticas que se viven en el país. Este camino muy seguramente presentara dificultades de todo tipo, entre esas, los montajes judiciales a lxs luchadores sociales, cuestión que debe remitir a Taufic cuando señala que:

Los periodistas revolucionarios, en todo caso, no deben limitarse a reflejar más o menos pasivamente el mundo y sus luchas, sino deben participar en ellas sumando sus fuerzas intelectuales a la revolución, con la polémica, la sátira, la denuncia, la exaltación de los valores populares, el desenmascaramiento de los intereses reaccionarios, el hostigamiento a los enemigos, la colaboración con todas las causas progresistas en cualquier parte del mundo.[18]

Colectivo ContraInformativo Sub*Versión


[1]    ROCA,Juan Manuel. Antología poética. Felix Burgos Editor. Colombia. (1983). P 105.
[2]    Ver al respecto: CHOMSKY, Noam. El control de los medios de comunicación.
[3]    Ver al respecto: Redacción diario ADN. http://diarioadn.co/bogota/mi-ciudad/atentados-en-bogot%C3%A1-capturan-a-responsables-1.162814
[4]    Ver al respecto. Colombia Informa. http://www.colombiainforma.info/politica/derechos-humanos/2616-irregularidades-en-la-decision-de-medidas-de-aseguramiento-contra-los-13-detenidos
[5]    Ver al respecto. Diario El Espectador. http://www.elespectador.com/noticias/judicial/juez-deja-libertad-13-personas-senaladas-de-participar-articulo-585544
[6]    Ver al respecto: https://www.facebook.com/ccsubversion/photos/pb.1406816536263986.-2207520000.1441410954./1634853526793618/?type=3&theater
[7]    Ver al respecto: https://www.facebook.com/ccsubversion/photos/pb.1406816536263986.-2207520000.1441410954./1629354777343493/?type=3&theater
[8]    Ver al respecto: https://www.facebook.com/ccsubversion/photos/pb.1406816536263986.-2207520000.1441410954./1629027164042921/?type=3&theater
[9]    Para profundizar sobre este tema recomendamos remitirse al texto “¿Qué es el anarquismo de lucha de clases? De Wayne Price. Disponible en: http://www.anarkismo.net/article/14417
[10]  TAUFIC,Camilo. Periodismo y lucha de clases. Ediciones Akal, S.A. Madrid, España. (1986). P 25.
[11]  Ver al respecto :CHOMSKY,Noam. Op cit
[12]  TAUFIC,Camilo. Op cit, p 49.
[13]  Ver al respecto: Grupo Anarquista Tierra. Los medios de comunicación de masas y la alternativa autogestionada. Disponible en: http://www.portaloaca.com/opinion/7087-los-medios-de-comunicacion-de-masas-y-la-alternativa-autogestionada.html
[14]  PALACIOS,Alfonso. Medios de comunicación y manipulación. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174060
[15]  CHOMSKY,Noam. Op cit , p 36.
[16]  HONRUBIA,Pedro. Manipulación de las emociones y medios de comunicación. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120274
[17]  Para mayor comprensión remitirse al actual PND (Plan Nacional de Desarrollo) colombiano.
[18]  TAUFIC, op cit. P 222.