Colombia

20 J – Paro Nacional

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Compartimos con ustedes el registro fotográfico realizado en el monumento a los Héroes en la ciudad de Bogotá en el marco de las movilizaciones convocadas para el pasado 20 de Julio.

Cárceles y Covid19 en Colombia

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Pieza audiovisual que hace parte de las creaciones a partir de las cuales varias colectividades e individualidades, pretenden aportar herramientas al debate público de la situación carcelaria en Colombia.

¡Huelga de Señoritas no! Huelga de Trabajadoras cansadas de años de explotación

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“No tenemos ahorros para sostener esta huelga, solo tenemos nuestro carácter, nuestro orgullo, nuestra voluntad y nuestra energía”
-Betsabé Espinal-

Se cumplen 100 años de la Huelga de trabajadoras en la compañia Antioqueña de tejidos ubicada en el municipio de Bello, Antioquia. Huelga recordada, entre otras cosas, por el papel fundamental que desempeñó Betsabé Espinal junto con otras 399 compañeras quienes durante 3 semanas lograron demostrar el poder de la organización cuando de luchar por mejores condiciones de vida se trata.

La empresa fue fundada en 1904 por el latifundista, político y empresario antioqueño Emilio Restrepo Callejas en compañia del futuro presidente de Colombia Pedro Nel Ospina quién estaba empezinado en copiar el modelo industrial de Manchester, es decir, replicar una fábrica a gran escala que en 1920 contaba con 610 trabajadorxs que durante una jornada laboral de 12 horas en promedio generaban la riqueza de la “pujante” cultura antioqueña, la cual obviamente, era acaparada casi en su totalidad por la dirección de la compañía mientras que las grandes mayorías de trabajadorxs percibían moronas del capital que allí se producía.

Junto con estas condiciones de explotación, otro motivo de inspiración del modelo ingles de desarrollo lo proveía una careta que bajo el manto de la caridad implicaba emplear a mujeres solteras y niñxs desde los 12 años con una salario más reducido que el devengado por los hombres, puesto que era y aún sigue siendo una idea aceptada socialmente que el salario femenino es un ingreso familiar complementario. Además el negocio era redondo para los “vigorosos” empresarios, pues ellos mismos financiaban los “Patronatos Obreros”, que eran instituciones a cargo de monjas que albergaban a las mujeres solteras para vigilarlas y castigarlas si se desviaban de la moral cristiana y se dejaban seducir por el pecado o lo que era lo mismo en la época, por las ideas socialistas foráneas que amenazaban las buenas costumbres católicas. Cabe resaltar que parte del salario que otorgaba el patrón en bonos, era redimible únicamente en estas instituciones.

Por esos años, el movimiento obrero en Colombia era bastante disperso y no había referencias de organización obrera como sucedía en el Cono Sur o en México. Si bien las huelgas se dieron en importantes nodos de la economía nacional como sucedió con los artesanos de Bogotá, los mineros de Segovia, y los sastres y zapateros de Medellín, Caldas, Manizales y Bucaramanga, lo cierto es que los registros más destacados y contundentes se concentraban en sectores del transporte como los trabajadores de la Santa Marta Railway Company junto con algunos trabajadores del Puerto de Barranquilla.

Como en el resto del mundo el final de la década de 1910 e inicios de los años 20´s, marcó para el movimiento obrero mundial un despertar con importantes hitos como la Semana trágica de Barcelona (1909), y la semana de Enero de Buenos Aires(1919). Por su parte, fue para 1920 el año de mayor actividad huelguista de lxs obrerxs en Colombia, sólo en enero de ese año se produjeron 18 de las 31 huelgas registradas por la prensa.De estas 31 huelgas, 6 corresponderían a la naciente industria manufacturera, en la que se enmarca la Huelga de Febrero de 1920, en la cual 400 mujeres y 110 hombres lucharon durante 3 semanas contra los poderes económicos y políticos más importantes de la región antioqueña. Era claro porque las mujeres debían liderar esta huelga pues conformaban el 73% de la fuerza de trabajo en esta industria.

Las causas al igual que hoy en día eran más que justas, ya que sus condiciones ostentaban grotesca precariedad: el salario de una trabajadora se encontraba entre $0,40 y $1 a la semana, con una jornada continua desde las 6:00am hasta las 6:00pm con media hora de almuerzo, lo que contrasta con la situación de los hombres quienes en una misma jornada podían ganar entre $1 y $2,70. Además de ello, las trabajadoras sufrían el embate del supervisor y los administradores que las acosaban laboral y sexualmente. Esto quedó consignado en el pliego de exigencia y en los discursos que Betsabé Espinal, Teresa Tamayo, Adelina González, Carmen Agudelo, Teresa Piedrahíta, Matilde Montoya entre otras compañeras que conformaban el comité de huelga difundían:

“Compañeras muchachas, nos declaramos en huelga, porque nos oponemos a que siga existiendo acoso sexual, no estamos de acuerdo con seguir trabajando descalzas, necesitamos que nos permitan llegar calzadas, necesitamos que el oprobioso sistema de multas se suspenda y que se nos aumente tanto el ingreso económico de salarios, como los horarios de desayuno y almuerzo”

Estos y otros motivos, confluyeron como banderas de lucha que mantuvieron aún desde los intentos previos de huelga que precedieron a esta histórica jornada, en los cuales, se había intentado paralizar la fábrica sin éxito a raíz de la efectividad de la política rompehuelga de las autoridades, que con facilidad conseguían trabajadorxs que sin ningún reparo se prestaban para reemplazar a quienes se habían abocado a luchar.

Finalmente una mañana de Febrero se verían los frutos del esfuerzo y la convicción desplegada, y con un fuerte discurso en la entrada de la fábrica, se logró persuadir a las compañeras de la justeza de luchar por la reducción de la jornada laboral, la exigencia de aumentar el tiempo de alimentación, de mejorar las condiciones higiénicas en los galpones de trabajo y la abolición de la prohibición de asistir calzadas, pues en la cabeza del patrón, estaba la noción absurda de que las mujeres se demoraban en llegar a la jornada laboral al no querer ensuciarse los zapatos en el camino fangoso que las conducía de sus hogares a la fábrica. Es de destacar, que en esta lucha también lograron sembrar conciencia respecto a la importancia de acabar con la vigilancia feroz a la que eran sometidas por parte de los administradores de la fábrica las mujeres que allí laboraban. En el marco de lo anteriormente expuesto, es comprensible porque las primeras en sumarse a la huelga fueron las mujeres, las principales víctimas de la explotación diferenciada, pues los hombres asustados el primer día de la Huelga sucumbieron ante la estrategia del patrón que busco ejercer presión con curas y políticos de la región. No obstante, la valentía de estas compañeras pudo con el miedo de los hombres y finalmente decidieron acogerse al llamado de huelga, demostrando así, el poder de la organización obrera frente al poder económico.

Una de las tácticas empleadas fue imprimir presión mediática a la patronal, consiguiendo hablar con diversos medios de comunicación, algunos de los cuales sorpresivamente dieron apoyo a las huelguistas en sus columnas, como la del Diario El Espectador que en una de sus notas afirmaba:

“Honor a esos cientos de jovencitas que han tenido la locura galante y fértil de confrontar la resistencia y furia del capital, sin más equipaje que una buena porción de rebelión y dignidad… Cómo no secundarlas si son heraldos de una provechosa transformación social”


Este tipo de acciones logró que la solidaridad frente a sus exigencias fueran masivas, hasta tal punto, que el expresidente de la República Carlos E. Restrepo viendo el peligro que significaba un precedente de este tamaño insto a su primo hermano, dueño de la fábrica, a conceder todas las exigencias de lxs trabajadorxs.

“Bastante numerosas me parecen las horas de trabajo asignadas a las obreras de Bello y demasiado rígidas las condiciones en que lo hacen, especialmente si se mira el trabajo de las mujeres y los niños y las malas condiciones fisiológicas de nuestros trabajadores. Creo que ese camino si se extrema trae el anarquismo como consecuencia forzada y de ellos son los conatos de huelga que usted habla y que empiezan con nuestra primera fábrica”

Finalmente, la organización de lxs trabajadorxs triunfó, pues todas las exigencias fueron concedidas: se acordó un aumento salarial del 40%, regulación del sistema de multas, se redujo la jornada laboral a 10 horas y se amplió el tiempo destinado para el almuerzo. Además, se denegó la prohibición de ir calzadas a la fábrica, y por supuesto, se oficializó el despido fulminante del supervisor y los dos administradores de la fábrica.

100 años después de esta significativa victoria para lxs trabajadorxs del país, estamxs llamadxs a no olvidar la gesta de estas luchadoras que nos enseñaron con el ejemplo, que ante las condiciones de miseria que nos imponen los empresarios y políticos debemos buscar en nuestrxs compañerxs explotadxs a lxs aliadxs que necesitamos para hacerle frente a la explotación, y así, con perseverancia y organización mejorar nuestras condiciones de vida.

La emancipación de lxs trabajadorxs será obra de nosotrxs mismas.

¡Arriba lxs que luchan!

Fuentes:

Intervención Libertad a lxs Presxs Políticxs

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Producción Audiovisual de agitación por la libertad de lxs presxs políticxs. En el marco de los 2 años cumplidos en 2019 del Falso Positivo Judicial conocido como el «Caso Andino».

 

¿En qué andamos las anarquistas?

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Breve registro audiovisual sobre el foro «¿En qué andamos las anarquistas?» con respecto a la coyuntura colombiana en el marco de la Minga Indígena y Campesina, el Paro Cívico Nacional, entre otras, organizado por el Colectivo Contrainformativo Sub*Versión en la Universidad Nacional.