Steven Crux

LA LUCHA ESTÁ EN LAS CALLES Y NO EN LAS URNAS

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Publicado originalmente en el periódico Acción Libertaria #04 / Mayo 2014

Análisis desde un punto de vista libertario frente a las recientes elecciones legislativas del 9 de Marzo en Colombia

Hace poco las urnas en Colombia tuvieron otra jornada de uso agitada desde hace bastantes semanas con la inundación de publicidad política en diferentes medios de comunicación (haciendo de nuevo las calles y los muros espacios de propaganda electoral) y en el debate cotidiano. En esta nueva coyuntura se presentaron ciertas novedades importantes respecto a anteriores, para tener en cuenta: la aparición en la arena de un fuerte sector organizado de la extrema derecha alrededor de la figura del caudillo Álvaro Uribe, la dispersión de la izquierda parlamentaria en tres frentes de batalla (Polo Democrático, sectores de centro izquierda alrededor de Progresistas, y la Unión Patriótica, estos dos últimos incluidos dentro de la heterogénea Alianza Verde con sectores incluso de la derecha más reacia como lo es Enrique Peñalosa, actual formula presidencial de dicha colectividad), la utilización de alta tecnología tanto en el ejercicio del voto como en su conteo (que acelero el proceso de difusión de resultados), la practica tranquilidad en la mayor parte del país (versus anteriores elecciones) y la cristalización más profunda de una apuesta por el Voto en Blanco. Resultado: las elecciones las ganaron las de siempre: la alta abstención (que llego a cifras del 56.4% en Cámara y del 58.9% en Senado), los votos en nulos más los no marcados y le siguieron las grandes maquinarias politiqueras constituidas del país, afincadas hace más de dos siglos.

La Lucha está en las Calles y no en las Urnas 1

Para este último punto es importante resaltar los resultados y darle un análisis sistemático al mismo: Por un lado en senado la correlación de fuerzas quedo a la cabeza del oficialista Partido de la U y del uribista Centro Democrático, con 21 y 20 curules respectivamente. Empero, la bancada favorable a Santos conformada por el Partido Liberal y Cambio Radical, integrantes de la Unidad Nacional, obtuvieron el tercer y quinto puesto con 17 y 9 curules respectivamente; el ahora divido -pero aun unido- Partido Conservador con 19 puestos ocupo el tercer lugar; y de ultimas se encuentra la centro-izquierda-derecha Alianza Verde, el Polo Democrático Alternativo y el reencauchado PIN en la Confluencia Ciudadana, este último con líderes involucradas en escándalos de parapolítica. Para la Cámara, los resultados fueron muy similares: a la cabeza se encuentra el Partido Liberal (39), luego el Partido de la U (37), Centro Democrático (27) y de ahí para atrás las cosas son muy similares al senado. Sin lugar a dudas la gran ganadora ha sido –y siempre será- la burguesía nacional, fiel lacaya de los intereses internacionales, que ha diseñado un marco legal y parlamentario que blinda su poder político y económico con la constitución y el fusil, pasando por la motosierra y el bolillo. La Unidad Nacional se llevo por delante las curules, dándole mayor respaldo a una eventual victoria de las políticas neoliberales en cabeza de los principales aspirantes al cargo presidencial; el avance de los sectores de derecha inconformes con los diálogos de paz y a favor de una profundización de la lógica guerrerista también han obtenido un gran espacio dentro del congreso, que de cierta manera encuentran diferencias puntuales con el oficialismo, pero que en el plano de la política de lo real para las de abajo, llegarán a aceitar las locomotoras santistas o no proponer nada mejor para el pueblo trabajador.

Más de lo mismo de siempre…

Este senado, aunque se enmarcada dentro de un reacomodo de las fuerzas políticas con ciertos matices, a la larga termina siendo más de lo mismo. El nuevo legislativo afrontará las coyunturas que van a marcar la agenda del país, especialmente en los diálogos de paz donde las diferencias entre el santismo y el uribismo saldrán a flote: mientras las primeras van por una salida negociada pero con los intereses del capital detrás de ello, buscando la entrada de Colombia dentro del sistema mundial de libre comercio que le permita abrirse al mercado sin mayores contratiempos para la explotación minero-energética, las otras optan por la estrategia de la continuación de la guerra con una etapa de desgaste militar pero con horizontes similares. Quitando la cortina opaca es importante recordar, que en lo práctico, Santos no ha abandonado completamente la lógica de la seguridad democrática. De igual manera las curules en el parlamento, tanto de la Unidad Nacional como del Centro Democrático, servirán para darle espacio legal a la continua sobreexplotación del territorio y de nuestras vidas, además de encarar la era de las privatizaciones, consolidación del neoliberalismo: las reformas a la salud, educación, penitenciarias, jurídicas y demás se materializaran o cuando menos tomaran impulso desde la institucionalidad estatal burguesa para el periodo que comprende los siguientes 4 años, he ahí uno de nuestros objetivos a combatir como revolucionarias.

La paradoja de la izquierda electoral: ¿Ganaron o perdieron?

Las posturas progresistas del país que han visto en la arena electoral un campo de acción llegaron profundamente divididas: el referente amplio que era el Polo Democrático Alternativo perdió la llamada unidad de la izquierda en lo practico, impulsado por las lógicas auto vanguardistas, sectarias y personalistas de los sectores del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario y afines a Clara López, históricamente encontrados dentro del ala más reformista, quienes en base de su poderío autoritario optaron por expulsar al Partido Comunista Colombiano, y con ello, la salida de colectividades de izquierda, como Fuerza Común o militantes independientes.

Fuerzas políticas de izquierda como Poder y Unidad Popular (participe del Congreso de los Pueblos), así como sectores allegados a Iván Cepeda (entre ellos, por mencionar, el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo -MODEP-, con una fuerte matriz maoísta), decidieron mantenerse dentro del Polo Democrático de cara a la coyuntura electoral. Por otro lado, se conformaron diferentes frentes electorales para las anteriores elecciones legislativas: El PCC cristalizo su propuesta en torno a la reciente reaparición de la Unión Patriótica, tras ser devuelta su personería jurídica después del genocidio político vivido hace 2 décadas; Fuerza Común, junto a otros sectores, impulso la creación de País Común, y el espectro del trotskismo histórico (Partido Socialista de los Trabajadores) del país opto por apoyar el llamado al Voto en Blanco. Por el lado del MOIR se decanto todas las fuerzas en el caballo de batalla que ha sido hace bastante tiempo Jorge Robledo y de personajes como el ex vocero de la MANE y actual estudiante Sergio Fernández; lo suyo también hizo el PUP con la postulación del dirigente campesino del Catatumbo Alberto Castilla; Iván Cepeda opto por ser acompañado por Alirio Uribe, defensor de derechos humanos y miembro del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo; para quienes no hacen parte del Polo la Alianza Verde se mostró como un frente amplio en el cual se podrían ubicar bajo una unidad meramente coyuntural, pegada con babas: País Común lanzo por la cámara de Bogotá a la militante de Fuerza Común Donka Atanassova; la Unión Patriótica creo un abanico de posibilidades donde a la cabeza se encontraban los miembros del PCC Jaime Caycedo (antiguo concejal de Bogotá) y Carlos Lozano; finalmente, los progresistas avalaron la candidatura del ex miembro del M-19 Antonio Navarro Wolff.

Gran parte de la izquierda hizo suya las victorias que representaron Robledo (quien logró la más alta votación del país y arrastro números para superar el umbral y garantizar la continuidad del Polo como partido), el ascenso de Castilla y Navarro Wolff al senado y la permanencia de Cepeda en el cargo, así como la inclusión de Alirio Uribe en la cámara por Bogotá. Sin embargo, tanto la UP como País Común no obtuvieron escaño alguno, donde los primeros dieron la sorpresa teniendo en cuenta su tradición histórica y la presencia de Gloria Inés Ramírez -militante del PC– en el anterior legislativo. El PDA alcanzo en total 5 curules en senado y 3 en cámara, viendo su participación reducida en comparación con las elecciones del 2010; la Alianza Verde alcanzo 5 puestos en senado y 6 en cámara. Para gran parte de la izquierda electoral lo anterior representa una victoria en medio de los atrasos que le ha significado perder un único referente amplio en las urnas.

Aquí nos encontramos con una paradoja: ¿La izquierda gana o pierde en las elecciones? Esa es una pregunta que resuena mucho hoy por hoy en los debates políticos, pero la pregunta debe ir más allá: ¿Ganan los sectores oprimidos del país?, ¿Gana un proyecto emancipador y de clase?, ¿Gana el pueblo trabajador? Parece que a las fuerzas electorales les preocupa más una táctica de mera visibilización versus una estrategia revolucionaria, han considerado como un triunfo la entrada de líderes sociales al legislativo, pero en verdad ¿Significa algún cambio político real?

La burguesía nunca minará sus propias instituciones para permitir que se le pueda escapar el poder: Por un lado, las maquinarias politiqueras del país tienen un poderío que les permite mantenerse en el gobierno (compra de votos, fraude electoral, etc.). Por más que hagamos el llamado al voto de conciencia, ya la derecha ha ganado sin alguna. Pensar ilusamente que estamos en capacidad de exigirle a la burguesía que podamos participar en SU juego bajo condiciones de sinceridad e igualdad ya de por sí es un error grave de lectura y falta de criterio, pero más que ello, es entrarle a la política de conciliación de clases, sobre todo cuando discursos peligrosos como los del MOIR llaman a una renovación del capitalismo, codo a codo con la burguesía nacional criolla que muestre cierta empatía con la idea de un nacionalismo-populista cuasi revolucionario, burguesía que a veces parece poco tener que envidiarle a las asesinas maquinas extranjeras.

Por si eso no fuera poco, la derecha tiene más caminos que escoger: en caso de que le sea favorable -en términos de apagar la llama popular revolucionaria- permitirle a la socialdemocracia acceder a ciertos cargos en el poder de no tanta relevancia, le es fácil también controlar hasta qué punto pueden maniobrar, o en su defecto dispone de todo un aparataje burocrático penal, jurídico y disciplinario presto a darle la legalidad a las decisiones que tome (por encima del eufemismo del voto o de la democracia) y poder reubicar a otra ficha en la posición que deseen. Y si no le basta dispone de las fuerzas represivas estatales y paraestatales, que con la amenaza, el exilio, la desaparición y hasta el asesinato a sangre fría cuando sea necesario, están dispuestas a recuperar espacios que el poder burgués vaya perdiendo eventualmente, de hecho, aquí no existe diferenciación entre la centro derecha de la bota militar suave y la extrema más reacia y goda: las dos son caras de la misma moneda, y parafraseando un poco me atrevería a decir que el gobierno de Santos no lucha contra el paramilitarismo y las posturas fascistas –evidentemente-, cuando ve que el poder se le escapa recurre a la motosierra para mantener sus privilegios. Entonces, ¿Aceptamos el juego que nos imponen o buscamos maneras alternativas de construir un mundo nuevo, desde abajo y por fuera del Estado?

Mientras unas festejan obtener un escaño en el congreso otras sabemos que no se ha ganado nada y todo está por pelear, y que aun si la izquierda llegase a ocupar una posición favorable en términos de correlación de fuerzas tanto en este escenario como quizás -y solo quizás- en la presidencia con el fin de cambiar la dirección del país, no nos bastaría con ello: Nuestra crítica, como anarquistas revolucionarias, debe ser mucho más profunda.

No es simplemente convertirnos en una alternativa extraparlamentaria: debemos caracterizarnos también por poseer una estrategia antiparlamentaria, es decir, más que rechazar la vía electoral por las causas objetivas que impone la burguesía, nos encontramos frente a una posición ética que reniega el papel de lo parlamentario, y contrario a lo que muchas compañeras señalan, los caminos de autogestión, solidaridad, apoyo mutuo y colectivización no pueden existir al mismo tiempo junto a una estrategia electoral, pues seria básicamente una contradicción. Como comunistas libertarias nuestro rechazo a cualquier forma de delegación de responsabilidades, de profesionalización de la gestión pública, de la separación de lo político y lo social, así como del parasitismo de la burocracia y de la institucionalidad burguesa es una línea que atraviesa tanto nuestros objetivos como nuestra estrategia y táctica, y que si bien tiene sus matices en momentos puntuales nos encontramos en un momento político que no ofrece más alternativas que desarrollar un programa que se plantee la lucha desde abajo y por fuera de las vías que impone el enemigo, donde no todas las formas de lucha implican mayor eficacia. La verdadera emancipación de las trabajadoras del campo y la ciudad no será sino obra de si mismas.

Con la idea de presentar elementos que nos puedan dar mayor profundidad a la lectura, es importante analizar el actual escenario de lucha de clases y rescatar ejes puntuales que podemos observar a través de la coyuntura electoral:

La abstención no es precisamente síndrome de rebeldía

Varias compañeras libertarias se alegran del elevado porcentaje que significa la abstención no solo en esta sino prácticamente en todas las elecciones del país. Sin embargo podemos llegar a pecar de lectura seca y dejar pasar este fenómeno como si nada, pero también, y con mayor patología se presenta, se puede tener una idea sobrevalorada frente a ello.

Si bien el discurso de la elite a través de sus medios de desinformación es que la abstención se da por la pereza, la flojera, el apoliticismo o la desinformación -naturalmente-, en realidad tampoco es que sea lo contrario. Incluso para quienes defendemos la “abstención”, debemos darle mayor cuerpo agregándole el término “activa”, porque sabemos que a su vez existen dos formas de ‘no votar’. Entonces existe un fuerte matiz, casi polarizado, frente a este tema:

No todas las que no votan lo hacen por crítica, cuando menos constituida y con mínimos rasgos propositivos. También estamos quienes no votamos como señal de protesta, priorizando el escenario de la organización y la movilización como respuesta puntual a un momento, a su vez, puntual. Los altos niveles de abstención no necesariamente significan altos niveles de combatividad, si fuera así, más de la mitad de las personas del país estarían en las calles peleándose otro modo de vida: la lucha de clases se encontraría en otra etapa. Pero tampoco significa que no estemos en las calles y los procesos de transformación no existan.

Determinar cuanto por ciento de quienes no votan están en una lógica de abstención activa es casi imposible, sin embargo, y sin pecar de buena o mala fe, es importante saber canalizar ese descontento y apatía frente a las urnas en procesos de autoorganización. Podemos llamar en todas las elecciones a no votar, pero si no proponemos programaticamente algo, la abstención anarquista no activa se vuelve también pasiva, y lastimosamente, así parece que ha sido el cliché de cada 4 años para ciertas compañeras.

Como comentario adicional es importante apreciar con mayor detalle el voto en nulo, que casi análogamente presenta similitudes con la abstención. Se nos pretende mostrar los votos mal marcados como señal de que la registraduría no diseño bien el tarjetón, que es difícil marcar, que las personas prefieren jugar haciendo grafos, que faltó pedagogía, y otros cuentos de vieja data, y si bien pueden llegar a ser ciertos en casos puntuales, el voto en nulo también es una representación de descontento con los asuntos electorales, pero que de nuevo, puede ir por dos caminos completamente diferentes: un lado pasivo, que se queda en la simple apatía o desinterés, y por otro, una señal de protesta que además pretende constituirse como propuesta. Creo que dentro de la idea de la abstención activa es importante defender el voto en nulo para aquellas personas que por condiciones materiales objetivas deben usar este “derecho” (sin verlo como tal) para obtener ciertos beneficios: no estaría en contra de que una trabajadora vote en nulo con la idea de obtener un día de descanso pago o que lo haga una estudiante para minimizar gastos en su matricula, son cosas con las que también se sobrevive y debemos superar las barreras puristas que frenan lo táctico, y lo humano. De nuevo y sin ánimo de ser repetitivo: casi 1 millón y medio de votos en nulo no significan una alta beligerancia en el seno del pueblo.

La ilusión del voto en blanco

Si bien el voto en nulo y la abstención activa son medios que se encuentran por fuera del juego electoral que impone la burguesía, esta misma también ha ideado mecanismos que le sean similares y al mismo tiempo le sean funcionales, muestra de ello es el voto en blanco.

El voto en blanco es una propuesta que no va más allá de cierto descontento mal encauzado en las vías electorales, su victoria no significa nada más que un cambio de fichas en el tablero de ajedrez para que participen los mismos jugadores. Nuestra postura no rechaza tal o cual candidata, sino que critica el programa que representa dentro un juego diseñado para que perdamos siempre las de abajo: Si el voto en blanco hubiera ganado y posteriormente los partidos que sobrevivieran a la eliminatoria del umbral – las maquinarias politiqueras tienen como superarlo- se hubieran visto obligados a postular nuevas candidatas, no cambiarían nada los intereses que representan, saldrían intactos pues requieren de profesionales prestos a ejecutarlos, ¿O acaso imaginamos que si la derecha o la izquierda electoral tuviera que presentar otras fachadas sus fines serian otros?

Empero, en medio de un panorama donde poca inserción social tenemos las anarquistas es importante ver al voto en blanco como un voto de opinión: hay algo, cierto descontento existe, interés de cambio aunque sea iluso (alimentado por medios de desinformación y por líderes populistas alejados de verdaderas ansias de transformación), algo se mueve en la mayor parte de quienes optan por esta vía casi que al margen de la conciencia de clase. El reto es entonces encauzar ese algo en otras alternativas de matrices libertarias, saber captar ese germen de rechazo en una táctica de abstención activa y darle mayor movilidad de acción mediante un dialogo directo y horizontal con quienes optan por aquel camino.

Las apuestas que nos quedan como anarquistas después de las elecciones

Es iluso creer que nuestra postura antiparlamentaria nos hace impermeables, que el escenario electoral no nos toca. Así como el Estado no es un ente centralizado sino que es un conjunto de relaciones sociales inmersas no solo en las instituciones burguesas sino impuestas en el seno del pueblo mismo, es su política de la representatividad y de las mayorías una imposición al cambiante combate del día a día en los campos y barrios.

Se ha sido claro en señalar el cambio de la correlación de fuerzas: la extrema derecha a recuperado poder político, lo que también significa el aumento de la guerra sucia en campos y periferias urbanas, especialmente para nosotras como militantes revolucionarias; del mismo modo, la izquierda ha visto reducida su capacidad de convocatoria electoral, lo que le significa un retroceso y por ende llegaría debilitada a espacios como una posible asamblea nacional constituyente o un clima de “posconflicto”; finalmente el modelo actual neoliberal de santos continua su andar cuando menos con pocos obstáculos, las trabas las pondremos desde abajo. En los retos que se presenten en el corto plazo es importante tener presente con quienes hacemos alianzas sectoriales o estratégicas en épocas donde lo electoral prima para mayor parte de la izquierda colombiana.

Sí nuestra estrategia no ve en lo electoral un campo de combate, primero por entrar a jugar dentro del flanco donde el poder dominante tiene todas las ventajas y segundo por postura ética de rechazo a lo que significa el relegar nuestra voz, si vemos como prioridad la construcción de alternativas que contrasten con la sociedad de hoy. La tarea es entonces acrecentar la fuerza popular desde abajo y por fuera del Estado: nuestra estrategia es generar gérmenes de decisión horizontal y asamblearia en sindicatos, consejos estudiantiles, procesos culturales, territoriales, barriales, juveniles, de mujeres, campesinos o cualquier escenario donde veamos posibilidad de levantar organización autónoma de clase. Adicionalmente es importante participar en las coyunturas que hoy plantean los movimientos sociales: El paro agrario, las luchas en las universidades, las demandas territoriales, entre otros, son campos de acción, donde debemos darle mayor capacidad de maniobrabilidad a tácticas como la huelga de revuelta, las movilización masivas en las ciudades, la presión a través de los bloqueos y el boicot a quienes de una u otra manera reprimen al pueblo. En estos momentos donde nos encontramos en una etapa de maduración del anarquismo organizado en Colombia es preciso decantar todas nuestras fuerzas en una inserción social real en estos mismos escenarios, contagiando prácticas libertarias en donde hagamos presencia y desarrollando un trabajo coordinado y colectivo con una vocación de masificación de la idea. La autogestión de los territorios y las comunidades, así como la proyección de la acción directa popular a todos los niveles es el reto que debemos afrontar aquí y ahora.

Steven Crux

Comunicados sobre el retiro de algunos compañeros de Acción Libertaria

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Reproducimos a continuación 2 comunicados acerca de la reciente ruptura al interior del proceso Acción Libertaria:

Comunicado sobre el retiro de Acción Libertaria

El momento político que atraviesa el movimiento anarquista en el país ha prefigurado una serie de definiciones estratégicas y tácticas acerca del futuro de la lucha popular, líneas que nos traen retos, desafíos y nuevos problemas, que se nos presentan no solo como nuevas oportunidades sino como momentos de reflexión sincera acerca de que queremos como comunistas libertarias. Para nuestra lectura política esta situación no solo atraviesa condiciones ideológicas sino también pasa por un plano ético y personal, es así como parte de la militancia del proyecto de investigación y contrainformación popular Acción Libertaria hemos decidido abandonar dicho proyecto y trazar nuevos caminos.

Quienes hasta el día de hoy hemos firmado nuestros artículos bajo los seudónimos de Miliciano Libertario y Steven Crux decidimos apartarnos del proyecto por una serie de diferencias frente a como asumir las tareas que hoy nos depara la lucha libertaria. No nos interesa ahondar en estas causas sino en mostrar el suceso como un llamado publico al debate al interior del movimiento libertario, en el cual este momento de retroceso no solo funciona como un respiro sino que también afecta el desarrollo de una postura anarquista de vocación clasista y combativa, siendo así, lamentamos profundamente este revés que se da en un proyecto que estaba próximo a cumplir 2 años y que hace poco saco a la luz su cuarto número, proyecto donde hemos sido militantes, escritoras e incluso con participación en su fundación.

Sin embargo creemos conveniente no enfrascarnos en un debate que se puede volver personalista y no piensa objetivamente, más allá de los intereses particulares. Nos interesa revisar autocríticamente dicho escenario, pero por sobre todo proyectar para donde iremos. En ese sentido hemos decidido pasar a formar parte del recién conformado Colectivo Contrainformativo SubVersión, espacio creado hace un par de semanas y en el que hoy depositamos nuestra actividad en pro de desarrollar una línea de medios alternativos de tinte libertario, prestos al servicio de la emancipación de las oprimidas. Es importante señalar que quienes redactamos este documento hacemos parte también de diferentes procesos estudiantiles, territoriales y juveniles, espacios desde los cuales queremos apoyar esta labor, tan hoy necesaria en el desarrollo de la comunicación y la propaganda libertaria que llegue al movimiento antiautoritario, pero que también transgreda y sea una voz dentro de las clases explotadas.

Para las compañeras que aun continúan el proceso de Acción Libertaria enmarcado en una nueva generación, nos queda desearles los mejores éxitos porque sabemos que sus victorias son también las victorias nuestras, así como también esperamos poder colaborar dentro de lo posible, no solo como un par de militantes sino como todo el proyecto de SubVersión, donde militamos bajo una ética solidaria. Así mismo esperamos que los caminos de unidad hoy tengan otro timbre, en el que prime la madurez con la que asumimos la diversidad táctica y las diferencias personales, pensando por delante en las necesidades de las de abajo y en un mundo nuevo, que no es una etapa final de una lucha de largo plazo sino que también son formas de relacionarnos aquí y ahora. Esta unidad solo la construiremos en el trabajo concreto y al calor de la lucha, por eso invitamos a encontrarnos todas las libertarias en las aulas, calles y campos, lugares donde de verdad se da la pelea contra el orden impuesto por una vida digna y plena.

¡Arriba las que Luchan!

Miliciano Libertario
Steven Crux

Para más información acerca de SubVersión:
ccsubversion@gmail.com
http://www.ccsubversion.wordpress.com
http://www.facebook.com/ccsubversion
Comunicación para la Confrontación

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Comunicado sobre el retiro de algunos compañeros de Acción Libertaria

Un valioso pero minoritario grupo de compañeros del colectivo Acción Libertaria decidió retirarse de este proyecto editorial y de investigación a finales del mes de mayo, recién publicada la cuarta edición de nuestro periódico. Justifican su decisión argumentando básicamente problemas orgánicos inocultables del colectivo y errores reiterativos en la distribución equitativa de responsabilidades, errores que  dicho sea de paso  todas reconocemos, o sea al fin de cuentas, problemas serios que nos sirven para reflexionar sobre el rumbo y el futuro de nuestra iniciativa.

Como comunistas libertarias reconocemos la importancia de los ejercicios de autocrítica y critica, de ahí que asumamos como válidas y legítimas las reflexiones que hacen los compañeros frente a las fallas de funcionamiento del colectivo. Consideramos que es a partir de ejercicios  de evaluación y critica que podemos avanzar en procesos organizativos coherentes y solidos que le hagan frente a lo efímero, a la inconstancia, y sobre todo a lo difícil que a veces nos resulta construir en colectivo. Sin embargo asumir el reto de la construcción colectiva es sencillamente un aspecto vital y necesario para consolidar espacios donde nos encontremos unidos alrededor de estrategias políticas comunes en nuestra diversidad orgánica, construcción colectiva que es la única capaz de hacer del anarquismo una alternativa viable para los y las oprimidas, que tenga una participación importante en los movimientos sociales, una presencia relevante en sus demandas y reivindicaciones, y una propuesta teórico-práctica que se construya con las oprimidas. En resumen, un anarquismo que deje de ser marginal, aislado y minoritario y recupere su protagonismo en la lucha de clases.

Para lograrlo seguiremos trabajando en colectivo, encontrándonos con otros y otras y defendiendo el legado que nos dejan estos dos años de existencia. Sabemos que somos un proceso joven, un destacamento pequeño, pero que a partir de su corta experiencia ha logrado desarrollar una de las pocas expresiones de prensa libertaria en el país y la única que sostiene la línea del anarquismo social y organizado, así como los espacios militantes de formación y difusión con acumulados investigativos que no se veían desde hace años en el campo de la izquierda local.

La necesidad de desarrollar una prensa y procesos de formación política, desde una óptica libertaria y con carácter permanente, es hoy más acuciante que antes.  Aunque no sólo la necesidad nos lleva a continuar con nuestro trabajo, también, pese a los errores y dificultades, existe la voluntad, es decir la fuerza subjetiva, y existen los recursos materiales para hacerlo, es decir la base objetiva para continuar como colectivo de investigación y comunicación popular. Acción Libertaria afrontará las críticas con  cambios, cambios que nos permitirán ser una generación renovada y nueva que bebe de un pasado común y que se vislumbra más activa, más coherente y más inmersa en el movimiento social.

A los compañeros que hoy abandonan el proceso les deseamos buena suerte y esperamos que podamos seguir encontrándonos en la lucha, esa lucha que en últimas tiene la hermosa virtud de por momentos unirnos y desligarnos de lo que nos separa. Por lo demás pronto reactivaremos nuestros espacios de formación como los Seminarios Militantes y el Taller de Estudios Anarquistas TEA y estará en las calles el quinto número de Acción Libertaria, publicación del anarquismo social y organizado.

¡Arriba las que luchan!

Acción Libertaria

libertaria.accion@gmail.com

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NO VOTO POR LA PAZ, TAMPOCO POR LA GUERRA

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Respecto a las siguientes elecciones presidenciales

Articulo 1

En medio de locas de naranjas e hijos no prestados para la guerra transcurre el actual circo electoral, que llega a su tercer clímax después del 9 de marzo y el 18 de mayo. Al igual que en las anteriores oportunidades hoy salen los payasos protagonistas: desde mujeres de la “clase media”[1] trabajando para Uribe hasta, quienes con la alternativa no tan “Clara”, llaman a votar por el Santismo Positivo. Todo un espectáculo, donde a las de abajo se nos ve de nuevo como simples espectadoras cuyo único rol será legitimar por medio del voto su “democracia”, es decir, la explotación y la miseria durante por lo menos 4 años más.

Este articulo pretende analizar brevemente este panorama, pero también proponer líneas de acción y elementos con los cuales podamos romper este guion ya escrito, escapar de él para ser nosotras mismas –las históricamente excluidas- quienes llevemos las riendas de nuestras vidas y nuestras comunidades, barriendo hoy con el bochornoso espectáculo de derechas peleándose e izquierdas tibias cargándole ladrillos al enemigo.

Santos y Zuluaga la misma mierda son:

Matan al pueblo y dicen que no… y lo peor es que hay quienes le creen a uno o al otro. Existe una falsa disyuntiva, impuesta no solo por los medios tradicionales de desinformación sino tristemente también por algunos sectores de la “oposición” que utilizan sus páginas, medios alternativos y espacios para “votar por la paz”. Para efectos ilustrativos me atreveré a comparar la pelea entre Santos y Uribe con los hoy problemas entre Clara López –ex candidata del Polo- y Jorge Robledo –senador reelecto del mismo-, guardando las distancias necesarias para este ejercicio: Por un lado Santos se nos muestra en esta coyuntura como un político táctico, pragmático, que ve en la “paz” una necesidad económica que permita a la burguesía nacional e imperialista sacar más provecho de la explotación de nuestras tierras sin elementos de resistencia en su contra. Bien sabemos que Santos no cree en la justicia social, con paz o sin ella, y que mucho menos renunciará a los intereses de clase que él representa; en esa misma línea pero en el espejo izquierdo nos encontramos con Clara López, también con Iván Cepeda, Gustavo Petro, el Partido Comunista Colombiano (atrincherado en la burocracia de la Unión Patriótica) y una larga lista de militantes identificados anteriormente con líneas revolucionarias, que si bien no creen en Santos (como tampoco él no cree en ellas ni en su concepción de paz), por táctica y pragmatismo llamaron a votar por él, pero no por él, sino a votar por la “paz” (ahora la “justicia social” se diluyó) o en “contra” de Uribe, para sonar más bonito.

En la otra cara del asunto nos encontramos con Uribe, un hombre que va con exactamente los mismos objetivos que Santos, pero la falta de táctica y pragmatismo le llevan a no pensar con la cabeza fría: se cree el dueño del país, el libertador de la causa de la patria en contra del “castro-chavismo” y el salvador que tanto necesitamos, todo ello alimentado por su deseo de sangre y venganza que eleva la guerra a otro nivel, aunque quiera ocultarla a través de su títere Zuluaga; Jorge Robledo y otros militantes que giran orbitalmente alrededor suyo se caracterizan también por tener un elevado ego, no piensan tácticamente en correspondencia con su línea política[2] (que no tiene nada de obrera, independiente ni revolucionaria), además de creerse los salvadores de la causa de los pobres, donde sin Robledo no existe oposición en el país. Ya de la izquierda se hablará más adelante, de momento profundizare sobre la “disputa” entre Santos y Zuluaga.

Artiuclo 3

La burguesía no es una clase estática, por el contrario se acomoda al camino más sencillo que tiene para, al mismo tiempo, mantener alta la producción y detentar el poder, es por eso que es una clase revolucionaria (entendida como dinámica, en siempre movimiento, transformando las condiciones de producción permanentemente), especialmente en momentos de crisis tanto económica como política. Sabemos que a nivel internacional el capitalismo se está repensando a sí mismo, donde ya entrado en una fase más consolidada de aldea global plantea nuevas estrategias de aniquilamiento de la resistencia social organizada: por un lado ofrece parte de su aparato a viejas enemigas para que le ayuden a administrar su negocio estatal y a su vez apaciguar la llama de indignación (Chile o Uruguay, por ejemplo, o si se quiere el exguerrillero del M19 Gustavo Petro, hoy alcalde de Bogotá y pieza clave del programa Santista); en otros casos ha prescindido de sus viejos aliados quienes encaraban una forma de reprimir que a su vez ponía pueblos en contra del apoyo extranjero a estos regímenes (como en el caso de Irak o más recientemente en Egipto); tenemos también una estrategia de aniquilación, no solo a procesos insurgentes sino a actores sociales potencialmente revolucionarios, que se está llevando a cabo también no solo en Colombia si no en conflictos alrededor del mundo, como en medio oriente (la guerra del Estado Turco contra el pueblo kurdo, por ejemplo); finalmente también ha decidido ceder en su estrategia militarista (sin abandonarla por completo) y negociar con diferentes procesos armados, intentando llegar a acuerdos que les lleven a escenarios donde se entre al juego burgués (el caso por ejemplo del ETA en España, el IRA en Irlanda y obviamente las FARC y el ELN en Colombia). Hoy la burguesía nacional se encuentra dividida en dos concepciones de los medios a utilizar: el ala Santista que pretende llegar a un espacio como el primero y el ala militarista de Uribe que pretende ir desgastando militarmente a las insurgencias. Pero en ambos casos el objetivo final es el mismo, y nuestro destino también será el mismo para ambos programas: se explotados o morir luchando.

Esa tal paz no existe:

“Si la guerra trajo muerte, la paz trajo esclavitud”, dice la canción. “Voy a votar por la paz” dicen las despistadas. Quien hoy en día crea que es posible la paz en el sistema neoliberal mientras aun exista la lucha de clases ha de vivir en los mundos imaginarios del capitalismo social y humano.

Una de las primeras tareas que tenemos que empezar a impulsar dentro de los círculos sociales es dejar de hablar de paz, sacar ese término de nuestro léxico cuando se quiere hacer referencia a otra cosa completamente distinta. Un voto por Santos no es un voto por la paz, es un voto por la continuación de una conversación donde no se está negociando el sistema del país, principal culpable de las muertes producto de esta guerra, una guerra que a veces no huele a tiros sino a niñas muriendo de hambre, a pacientes asesinadas por la negligencia en la entrada del hospital, a obreras ultimadas por las condiciones indignas de trabajo en minas, fabricas, obras y campos. Porque la paz no es el silencio de los fusiles, pero tampoco será la izquierda compartiendo gobierno con la derecha, siendo los verdugos del mañana como hoy lo son en Chile, Brasil o Uruguay. El capitalismo y el sistema estatal autoritario solo existen en la medida que haya guerra, sea esta sin declarar o cantada a los cuatro vientos. La mera explotación es guerra contra los pobres, como lo es la represión la guerra llevada a otro nivel contra quienes luchan y se organizan. La paz que busca la derecha es la paz como negocio, como anteriormente se identificaba con el negocio de la guerra, ambos en su momento son lecturas de cómo obtener mayor provecho del saqueo de nuestros territorios y los subproductos que ello genera. Esto no quiere decir que no busquemos la paz o seamos amantes de la guerra más inhumana, ¡Claro que queremos la paz!, pero siguiendo la línea de nuestra ética libertaria es imposible –por lo menos para mí- mentirle a mi familia, a mi barrio, a mis compañeras de estudio o trabajo, a las compañeras militantes, diciéndoles que es posible la paz mientras el capitalismo siga explotando y el Estado –cualquiera- siga oprimiendo. La paz que deseamos pasa por seguir caminos de victoria para el pueblo organizado.

Entonces ello permite también acabar con un mito extendido dentro de gran parte de la izquierda parlamentaria. “Porqué con Uribe se hace oposición desde una fosa común y con Santos desde la cárcel” se escucha por ahí. Parece que a más de uno se le ha olvidado las muertas en los diferentes paros campesinos -12 solo en el Paro Nacional Agrario del 2013-, fácilmente se les borro de la memoria nuestras compañeras estudiantes asesinadas en el gobierno Santista –como Farid Cheng Lugo el día en que se inició el Paro Nacional Universitario en el 2011- y tal parece que la amnesia llego tan profundo que ya no existen los falsos positivos de hoy, que en su momento fueron impulsados por el presidente actual que quería que las madres de Soacha le prestaran sus hijos para disfrazarlos de guerrilleros caídos en combate. ¡Píldora para la memoria necesita también la izquierda “táctica” del país! Que Santos no encuentre necesario llevar adelante el programa fascista como el de la seguridad democrática no implica que sea un humanista liberal o un hombre de paz, solo demuestra lo inteligente que es la derecha y lo fácil que cambia de parecer. Sabemos muy bien que si las condiciones cambian, por ejemplo, en La Habana o en los combates en los campos, Santos pateará la mesa de negociaciones sin remordimiento y empuñara de nuevo la motosierra –que oxidada no está- con la misma frialdad o más que con lo que lo hizo Uribe o la haría Zuluaga. Y aquí el debate tampoco se debe volver cuantitativo (quien reprime más o quien reprime menos), sino en lo que es en realidad, en el monstruo que se puede convertir o en el Santo detrás del cual se puede ocultar. Esa es la inteligencia de la derecha.

Y de hecho es tan inteligente que se nos muestra dividida. Es más, bien sabemos que la burguesía, para garantizar el poderío que tiene, recurre a espectáculos teatrales bien montados, y que hoy se visualizan mejor: recurre a la polarización. Porque ahora la cuestión no es de izquierda contra derecha, sino de derecha contra extrema derecha, pero que la diferencia si “parece” similar. Los medios se han empeñado en mostrar a un candidato como la antítesis del otro: la “guerra” versus la “paz”, las casas gratis contra las caras, los días festivos pagos contra los que no, etc. Pero a diferencia de otras veces, ya no solo los medios mienten sino que la izquierda vendida le hace el favor a la derecha: le repite el pueblo mil veces que efectivamente Santos es diametralmente diferente a Uribe y por ello habrá que votarle, con el mayor pesar del mundo.

Y hablando de “izquierdas”…

Ya mencionábamos que hoy por hoy las parlamentarias se dividieron en dos: quienes llaman a votar por Santos por “táctica” y quienes de otro lado dicen apoyar el voto en Blanco, nulo o la abstención –“táctica” también, por cierto-. Sin embargo es importante acotar también que una parte importante de los sectores comprometidos con las luchas sociales han sido claros en su posición: lo importante no es el resultado electoral, sino la organización y la movilización.

Cabe anotar que esta izquierda parlamentaria aún se mueve en torno a los círculos de burgueses con inclinaciones progresistas. Bien lo demostró Clara López en su anterior campaña: una mujer que desde la comodidad y la herencia monetaria familiar se atreve a señalar cuáles son los problemas de los que adolecemos las que no tenemos a veces con que movilizarnos, comer o vestirnos. De igual manera actúa el MOIR, organización dirigida por la burguesía y pequeño burguesía progresista, que cree que la solución está en el “empresariado” nacional con compromiso social. Y ni que hablar del Partido Comunista Colombiano que impulso la campaña de Aida Avella y sus gustos por el capitalismo con sentido “social”.

Dentro de este matiz es importante también señalar que una parte de la izquierda se encuentra impulsando el voto en blanco o en nulo, resguardándose en una coherencia que hasta ahora conocemos quienes hemos visto como se han vendido diferentes procesos organizativos y paros por su culpa[3], que ven la organización popular como simple trampolín para entrar al mundo de la democracia burguesa. Otro sector que se ha identificado con la abstención y el voto en blanco o nulo han sido quienes desde posiciones más a la izquierda han sido críticos de quienes entraron al juego electoral. Una acotación necesaria en este punto es la diferenciación entre una abstención táctica y la activa, la primera se manifiesta en organizaciones que no llaman a votar por ningún candidato pues no pudieron poner uno propio, hasta quienes no niegan la vía electoral, soló que aún “no es el momento”. Nuestra abstención no es táctica ni temporal, es activa y combativa, ello quiere decir que nos abstenemos de ejercer el voto no porque no veamos nuestro programa reflejado en algún candidato o porque pensemos en acumular mayor fuerza electoral para la siguiente vez: nuestra concepción estratégica de autogestión, autonomía y de ruptura revolucionaria se consuma también en el hecho de negarnos a participar en su circo electoral[4]. De nuevo el llamado es a no votar, pero si a organizarse y luchar.

¿Qué propone entonces la abstención activa? ¿Qué se nos viene?

Articulo 2

Somos conscientes de que no asistiendo a sus urnas no logramos mayor cambio, pero no nos confundamos, de igual manera ir a las urnas tampoco nos traerá la anhelada libertad, quizás nos la quita cada vez más cada 4 años. Por eso también somos críticas de una propuesta que no vaya más allá del electoralismo a la inversa, es decir, de que nos aparezcamos cada 4 años a lanzar panfletos y pintas invitando a no votar y desaparecernos mientras no exista coyuntura electoral. La abstención por sí sola no propone nada, por eso hablamos de ser activos políticamente, donde el verdadero cambio hay que desarrollarlo por fuera de las urnas, en las aulas, calles y campos. Entonces esa necesidad de trabajo de base y de organización popular es el verdadero catalizador de la transformación, es por eso que nuestro programa debe ver en la inserción social su principal objetivo y foco de acción.

Esta entonces nuestra tarea permanente y constante, que podríamos considerar de una u otra manera una política del día a día, sin embargo creo pertinente también desarrollar dos líneas de acción estratégicas que nos permitan desarrollar un trabajo desde abajo con cada vez mayor eficacia: en primer lugar como objetivo a corto plazo es importante acrecentar los niveles de coordinación entre las anarquistas que venimos desarrollando militancia en los movimientos sociales, dejando de lado sectarismos y personalismos que lo único que hacen es daño al movimiento ácrata en Colombia; por otro lado, en un mediano plazo, es necesario acrecentar las tendencias de base y combativas desde donde estemos trabajando, junto con compañeras que con intenciones revolucionarias se piensan una manera de hacer las transformaciones necesarias desde abajo y por fuera del marco institucional liberal.

Los retos que tenemos a la vista son claros: en caso de que se firme la paz es nuestro el deber no permitir que se respire un aire de entreguismo o de concertación, donde la lucha de clases no sea ya necesaria, sino que por el contrario la organización y la movilización se deben radicalizar, es decir, calar cada vez más profundo en sus análisis y en el desarrollo de la conciencia clasista. Por otro lado también tenemos la tarea de enfrentar cualquiera sea el programa que gane las elecciones, pues las diferencias no serían muchas como ya se han señalado, para ambos casos sabemos cuál es la actitud del gobierno contra las que luchan. Las cartas están sobre la mesa, los actores en el circo, solo nos queda luchar, luchar y luchar para ver si de una vez por todas podemos escoger nuestra mejor alternativa, y no como siempre “la menos peor”.

Steven Crux

[1] Como le gusta hacerse llamar a sí misma la burguesa candidata del Partido (Ultra) Conservador Marta Lucía Ramírez. Link: http://www.las2orillas.co/marta-lucia-ramirez-la-tenacidad-de-una-mujer-de-clase-media/

[2]Con esto no quiero decir que sea táctico votar por Santos, solo me sorprende que el MOIR haya defendido a Samuel Moreno, uno de los mayores ladrones que ha tenido Bogotá como alcalde, pero no les duele atacar a Clara López y otros de sus compañeras. Ese es el reformismo de los sectarios ambiguos, que se muestran para con unos “radicales” pero con otros “amplios”.

[3]Solo basta con señalar la actitud del MOIR, por ejemplo, en el plano estudiantil, donde a través de la OCE replica que no votarán por Santos ni por Zuluaga en nombre de los que mantienen la lucha, misma lucha que vendieron en la retirada sin consulta a los procesos asamblearios locales para el Paro Nacional Universitario del 2011 o en el retraso a las vías de acción por parte de quienes impulsan la huelga como forma de presión.

[4]Al respecto ver: La lucha esta en las calles y no en las urnas. Link: http://www.anarkismo.net/article/26865