Liberación Madre Tierra

Resistencias Multicolores

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*El siguiente artículo hace un esbozo básico de las resistencias de los pueblos en Colombia. Es una pincelada histórica general. Se centra en buena medida al proceso indígena, pero sin entrar a fondo. La segunda y quizás tercera parte se irá construyendo a partir de este texto.

Una mirada al caminar de las comunidades, en el cual cada paso, se dirige por el andar de la comunidad, la identidad, la cultura y el territorio.

“Cuentan nuestras gentes más ancianas, nuestros jefes, que los dioses hicieron al mundo, hicieron a los hombres y a las mujeres de maíz primero. Y que les pusieron precisamente el corazón de maíz.
Pero que el maíz se acabó y que algunos hombres y mujeres no alcanzaron corazón.
Pero también se acabó el color de la tierra, y empezaron a buscar otros colores y entonces les tocó corazón de maíz a gente que es blanca, roja o amarilla. Por eso hay aquí gente que no tiene el color moreno de los indígenas, pero tienen el corazón de maíz, y por eso están con nosotros.
Dicen nuestros más antiguos que la gente que no agarró corazón luego lo ocupó, ocupó el espacio vacío con el dinero, y que esa gente no importa qué color tenga, tiene el corazón de color verde dólar.
Y dicen nuestros antiguos que, cada tanto, la tierra busca proteger a sus hijos, a los hombres y mujeres de maíz. Y que llega un momento -que es cuando la noche es más difícil- donde la tierra se cansa y necesita que esos hombres y mujeres le ayuden a vivir”.

Los otros cuentos, Volumen 2

Según la historia oficial, hace un poco más de 500 años, una oleada de “conquistadores” (invasores) europeos comenzaron a usurpar tierras americanas. Podremos decir que al sol de hoy no se han regresado por donde vinieron. Digamos entonces que los que están ahora, -unos cuantos siglos después-, se encuentran con más poder, más dinero y más tierras; con aquella violencia; física y simbólica, compañera de aquellos. Invasores que se han “transformado” en empresas contribuyentes para la economía mundial (transnacionales). Por acá, andan rodando más de 700 de éstas1, europeas, asiáticas y norteamericanas.

Por allá, en los siglos XVI-XVII-XVIII saquearon oro, plata y metales preciosos; hoy, siglo XXI, quieren llevar nuestras aguas, el olor de nuestras plantas, los colores de los bosques, los saberes de las abuelas y la cultura material e inmaterial de nuestros pueblos, y por demás seguir pretendiendo que hagamos todo a lo que ellos no están dispuestos. Leer el resto de esta entrada »

[Crónica] Allí, en un lugar no muy lejos, se resiste liberando la Tierra del terrateniente y el capital.

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¡Cxhab Wala Chacha Chacha!
*El Gran Pueblo Resiste

Plantilla-Imagen

Acompañando a la comunidad Nasa en Corinto, Norte del Cauca.
Enero de 2016

El pueblo Nasa es uno de los más de 100 pueblos originarios que milenariamente han habitado armoniosamente con la naturaleza en esta pequeña masa continental, llamada posteriormente como Colombia. Su lengua, el Nasa Yuwe, sigue vigente en las personas adultas de la comunidad; algunas jóvenes también lo entienden y hablan, sin embargo, se ha ido olvidando significativamente –a lo que nos referiremos más adelante-.

Así como en general el Norte del Cauca ha sido territorio propicio en el cual todos los actores han encontrado asidero para afrontar el conflicto armado en el país, en particular, el municipio de Corinto por su posición geográficamente estratégica ha sido zona para que organizaciones insurgentes se posen en la zona, lo que ha conllevado a una propaganda por parte de los medios de comunicación como zona de “No pase”.

En gran parte del Valle del Cauca y especialmente del departamento del Cauca, los ingenios azucareros han hecho de las suyas, de la mano de uno de los empresarios más poderosos y millonarios de todo el mundo, como lo es el señor Carlos Ardila Lulle, (quién no es solamente dueño de ingenios azucareros, sino también, de medios masivos de comunicación, equipos de fútbol, entre otros). Al igual que el señor Álvaro José Saa quién perfectamente fue filmado en diciembre del año 2015 junto con sus empleados; amenazando y accionando sus armas de fuego contra indígenas desarmados que se encontraban en “su propiedad privada”. Aquellos señores son beneficiarios de la explotación que desde mucho tiempo atrás ha venido ocurriendo , quienes valiéndose del despojo que han sufrido las comunidades indígenas desde la época colonial y que ha sido una práctica recurrente desde principios del siglo XX, se han beneficiado de las tierras productivas de la zona plana del Cauca, desplazando a las personas nativas hacía las faldas o zonas altas de las montañas que hacen parte de la cordillera central.

Son miles y miles de hectáreas utilizadas para el cultivo de la caña de azúcar, que en un porcentaje muy reducido es destinado para el consumo de azúcar. Sin embargo, un porcentaje de enormes proporciones se destina para producir agro combustible, que no es precisamente para el consumo nacional, sino que se exporta a otros países. Además de eso, el monocultivo genera una gran contaminación ambiental, debido a que no permite que en grandes extensiones de suelo exista otra flora, por lo tanto reduzca la fauna que cumple un ciclo perfecto cuando existe heterogeneidad en los cultivos, sino que además la quema constante (como lo hacen los ingenios) produce dióxido de carbono que repercute en la capa de ozono, facilitando a lo que conocemos como calentamiento global y que también repercute en daños irreversibles en el sistema respiratorio de niños y niñas de las comunidades han sido afectados. El uso de fertilizantes y madurantes a su vez,contamina el suelo, el aire y principalmente las aguas1.

Aproximadamente un millón de personas en el Valle del Cauca y la parte plana del Cauca viven como empleadas de estas plantaciones, lo que ha palabras de sus patrones puede ser una empresa de “desarrollo social y económico”, así como de sustento para miles de familias. Si echamos una mirada unas decenas de años atrás, aquellas tierras antes habitadas por comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas fueron invadidas poco a poco por el discurso de progreso económico que la caña producía2. En pocas palabras, miles de personas trabajan de sol a sol en sus propias tierras ancestrales pero a beneficios de unos cuantos usurpadores.

El vuelco de una actividad neocolonial que desde el siglo XVI se llevaba a cabo por colonizadores españoles, pasó a una actividad de carácter capitalista desde la década del 60 del siglo pasado3, -donde según habitantes de la región-, aquellas tierras se distinguían por su gran variedad de árboles frutales, que albergaban también a decenas de especies de aves, igualmente, creando un ecosistema agradable para insectos y animales de todo tipo. Ahora, lo que se ve, es un desolador y monótono paisaje.

En el municipio de Corinto, donde nos hospedamos toda una semana completa, se presencia personas colonas que han llegado de lugares aledaños o de la ciudad de Cali, así como personas campesinas y afrodescendientes. El actual alcalde de Corinto, Edward García del Partido Liberal (así como su sucesor del mismo partido) ha intensificado una propaganda con un corte claramente racista, donde a lo largo y ancho del casco urbano y en lugares de la zona rural se ha publicitado (pasacalles, pancartas y carteles) una campaña de “No al resguardo indígena”.

A consecuencia del anterior contexto preocupante y violento, lleno de privatizaciones, desplazamientos y contaminación ambiental, las comunidades Nasa –principalmente del Norte del Cauca-, han entrado de nuevo al proceso de liberación de la Madre Tierra, tras surtir un proceso infértil de peticiones permanentemente exigidas, como: “20 mil hectáreas para los nativos del norte del departamento y 6.500 hectáreas para el cabildo indígena de Corinto, incluyendo los predios donde se asientan las empresas cañeras en ese municipio” 4

Su levantamiento se cimienta en procesos de recuperaciones triunfantes de los años 1970 y 1980, 2005 y del intento de recuperación de la hacienda El Nilo, reprimida fuertemente por parte dela Policía Nacional y paramilitares, dejando un saldo de 20 indígenas asesinados5).

Desde el 14 de Diciembre de 2014 se ha vuelto a escuchar “Libertad para la Madre Tierra”. Las comunidades han entrado a ocupar cuatro predios en zona rural de Corinto (Quebrada Seca, Miraflores, Granadita y García), tres de ellas propiedad de Carlos Ardila Lulle, que en declaraciones ha expresado, no bajar cabeza; lo que significa una resistencia de grandes proporciones por parte de la comunidad Nasa a tan brutales arremetidas por parte del ESMAD, Policía Nacional y Ejército Nacional, juntos, así como arremetidas mediáticas en las grandes corporaciones de la información en Colombia, donde el Caracol Televisión en uno de sus programas “embobazombies” como Séptimo Día, realizó un documental dividido en tres partes, donde expresaba un total racismo y abierto fascismo, como se podía constatar en las entrevistas a simpatizantes uribistas o militantes del Partido Centro Democrático, deslegitimando y criminalizando la cultura indígena en general.

El proceso de Liberación se hace consecuentemente con sus mandatos ancestrales recogidos en el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC): Unidad, Tierra, Cultura y Autonomía se encuentran para pelear contra el poderío del capital.

Unidad

La minga social indígena (permanente en el proceso de Liberación de la Madre Tierra) convoca e invita a toda la comunidad Nasa de todos los resguardos y cabildos vecinos. Así como también a indígenas todas las comunidades y pueblos, personas campesinas, afrodescendientes y demás sectores sociales, trabajadores, estudiantiles. Así, bajo los principios de solidaridad y apoyo mutuo se está consolidando la unidad entre sectores explotados y reprimidos.

Tierra

Las comunidades indígenas, trabajadoras de la tierra por sus vínculos ancestrales y culturales con la Uma Kiwe (Madre Naturaleza en Nasa Yuwe “Lengua Nasa”), han venido entregando y difundiendo el mensaje de convivir amablemente con la naturaleza, donde el complemento entre ser humano y los cuatro elementos de la tierra deben ser imprescindibles para el buen vivir colectivo, que se opone a la sucia y perversa idea/práctica de desarrollo.

Igualmente, reclaman las tierras que les fueron usurpadas ancestralmente. Responsables de ello, son terratenientes y gobierno nacional.

Cultura

El racismo indiscrimado al que han tenido que enfrentar ha sido una batalla de total desventaja. Por un lado, las campañas estatales, por el otro, medios masivos de comunicación han sido reproductores de ver al indígena como muñeco de museo, antes que como persona.

Su resistencia más importante es y ha sido el reconocimiento como indígenas que han venido caminando los territorios milenariamente.

Autonomía

Sus propuestas a partir de la propia educación, salud, agroecología y comunicación nacen a partir de una apuesta colectiva, sintiendo que se hace necesaria en tiempos donde la globalización neoliberal ataca con todo su poderío. Así las cosas, se comienza a sembrar semillitas de autonomía en cada espacio, comenzando a cultivarlas en las asambleas, hasta terminar cosechándolas en el mandar obedeciendo.

El casco urbano de Corinto, cuenta con un hospital propio de la ACIN (Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca), medicando en su gran mayoría con tratamientos naturales de sabiduría ancestral que comunican abuelas y abuelos. Las brigadas de salud hacia las comunidades de las partes altas de la cordillera son frecuentes, con personas médicas voluntarias que llegan –gran parte- de la ciudad de Cali (Universidad del Valle). Ahora, el hospital está en un Nivel I (medicina básica, donde prestan atención para consultas), a partir de la autogestión, se tiene proyectado –muy pronto- ampliar el hospital para brindar atención Nivel II.

La emisora Nación Nasa Estereo, consolidada a partir de una iniciativa del Tejido de Comunicaciones del cabildo indígena de Corinto del resguardo Paez; tomando una herramienta para difundir, la cual sale al aire con la frecuencia 93.9FM en el municipio (zona urbana y rural).

La educación propia va en camino. Se hace de total importancia, donde se comparta la lengua Nasa en un diálogo de saberes, tejidos y caminos. Una educación integral donde la mente y las manos confluyan en esa línea del buen vivir.

El mensaje que se trae desde el Norte del Cauca es claro y conciso, unidad entre sectores explotados, unidad en pensamiento, unidad en palabra. La lucha no es para las comunidades del Norte del Cauca, es para toda la humanidad. La lucha No es del Norte del Cauca, comienza en el Norte del Cauca.

Desde el Norte del Cauca se escucha: “Ya Basta! Libertad para la Madre Tierra”. Desalambremos las tierras y los corazones; las tierras para caminar, los corazones para sentir. Avancemos en colectivo, acompañándonos en pensamiento desde el lugar que estemos.

¡Hasta que el sol se apague seguiremos en pie las guerreras del arco iris!

__________________
1. Ver al respecto el documental “El amargo dulce de la caña de azúcar” (https://www.youtube.com/watch?v=HxTD_gyPha4)
2. Bermudez, Isabel. (1997). La caña de azúcar en el Valle del Cauca. Orígenes de la banca y la industria en Colombia 1850-1950; Credencial Historia, No 92.
3. Colmenares, German. (1983). Sociedad y economía en el Valle del Cauca. En Cali: Terratenientes, mineros y comerciantes. Bogotá: Banco Popular.
4. Ver al respecto: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/pelea-de-los-indigenas-corinto-articulo-546675
5. Ver al respecto: http://www.nasaacin.org/editoriales/7987-lo-que-vamos-aprendiendo-con-la-liberaci%C3%B3n-de-uma-kiwe

La liberación de la Madre Tierra, una milenaria lucha Anticapitalista

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El tan mentado acuerdo sobre el Cambio Climático en la COP21 nos hace reflexionar sobre el acontecer de la lucha por el respeto hacia la Naturaleza contra las emisiones de Carbono de los países tanto industrializados como los llamados en “vía de Desarrollo”, reflexiones claro está, deben desembocar si realmente se quiere llegar a la medula del asunto, en asumir una postura anticapitalista como lo vienen haciendo comunidades indígenas y campesinas en el Cauca como parte del proceso de lo que han llamado la “liberación de la madre tierra”.

El acuerdo firmado el 12 de diciembre de 2015, entre palabras bonitas y frases rimbombantes se compromete a “realizar esfuerzos” para limitar el aumento de la temperatura global, por debajo de los 1.5°C, pero como es costumbre en estos tratados no se demarcó el camino para allanar esta ambiciosa meta. En consecuencia, el resultado en el cual era necesario lograr un acuerdo que incluyera las principales potencias como los Estados Unidos de América, se construyó un tratado que no tuviera implicaciones jurídicas es decir que no existirán sanciones para los países que incumplan estas metas. Por lo cual, se puede decir que estamos igual que antes que se firmara este “histórico acuerdo”.

Para concretar un pacto de esta magnitud hace falta, por supuesto, entre otras cosas, una voluntad política sobre el uso de energías renovables, además de la revisión sistemática de la emisión de carbono de todas las industrias y el cambio paulatino de energías no renovables a energías renovables. Pero más allá de esto, lo realmente significativo es un cambio sustancial en el modelo de producción, distribución y consumo que actualmente tiene el planeta lo que generaría resquemor y temor pues implica la transformación radical de las condiciones de existencia actuales trastocando los intereses de empresarios, políticos y banqueros, y hasta nuestras propias comodidades.

En ese sentido, desarrollar un cambio de estos se hace necesario mediante el análisis desde una perspectiva bastante crítica sobre el sistema capitalista y sus implicaciones en los territorios en los que nos desarrollamos, es decir nuestro contexto especifico latinoamericano, puesto que no hacemos mucho en pro de la lucha por el cambio climático, si nos quedamos parafraseando consignas venidas de contextos diferentes, mostrando videos sobre los grandes campos eólicos en Europa, o fotos que muestran la angustia de los osos polares frente al deshielo de los glaciares, ni mucho menos adoptando practicas con las que perfectamente el capital puede convivir.

Enfrentarse a las injusticias globales implica entonces enfrentarse a las comodidades que el mismo sistema capitalista genera en nuestras vidas, a partir de los beneficios que ha conllevado para el ser humano el desarrollo del actual sistema de producción y consumo desaforado. Por ello, para llevar a cabo una lucha constante frente al modelo extractivista en el cual estamos inmersos, hemos de ver las diferentes luchas que desde nuestros ancestros se han forjado en nuestros territorios. Como lo es el proceso de Liberación de la madre tierra.

Proceso de Liberación de la Madre Tierra

Asociaos, pues, de comuna a comuna; que la más débil disponga de la fuerza de todas. Además, debéis hacer un llamamiento a todos los desheredados de las ciudades, a los que tal vez se os ha enseñado a odiar, pero que es preciso amar por ser ellos los que mejor sabrán ayudaros a guardar la tierra y reconquistar lo que se os ha quitado. Con ellos os podréis lanzar al ataque contra el enemigo que os amenaza, podréis derribar los cercados, y con ellos podréis formar la gran comuna de hombres libres, donde se trabajará en concierto para vivificar y embellecer a nuestra madre tierra, y ella nos recompensará haciéndonos felices a todos”

-Eliseo Reclus-

Invisibilizado por los medios de comunicación hegemónicos, el proceso de liberación de la Madre Tierra que se viene dando en el valle geográfico del río Cauca, especialmente en los municipios de Corinto y Caloto, tiene entre sus antecedentes más importantes cuando por allá a inicios de los años 70 se inician algunas recuperaciones de tierras ancestrales rescatando el legado de Manuel Quintin Lame, hecho que convoca a los cabildos indígenas en la conformación del consejo regional de Cauca que se fundamenta en la premisa de que “indio sin tierra es indio muerto”. Ya para la década del 80 se consolidan los territorios recuperados bajo el liderazgo vital del sacerdote Nasa Álvaro Ulcué Chocué, quien fuera asesinado, por las inclementes balas del establecimiento. Suceso que precede a la incursión narco-paramilitar que se da en noviembre de 1991 con la complacencia estatal donde son asesinados 20 comuneros y comuneras. Posterior a ello y de manera fluctuante la dinámica se mantendrá hasta que en el 2005 ya no solo se habla de recuperaciones de tierra sino que estas mismas se inscriben en un proyecto a largo aliento que se conoce como “la liberación de la madre tierra”. Desde allí hasta hoy en día, se suceden varios hechos significativos entre los cuales el que reviste mayor trascendencia por los intereses que se trastocan es el acontecido el 14 de Diciembre del año 2014, en el que varias indígenas se tomaron 4 fincas productoras de Azúcar que poseen varias hectáreas dedicadas al monocultivo pertenecientes en el papel vía usurpación territorial a la multinacional INCAUCA, la cual hace parte del emporio Ardila Lulle[1]. En palabras de una indígena nasa comunera de un resguardo de Corinto, Cauca:

 “Estamos  repartidos en estas haciendas. Cuando nos asentamos fue por los incumplimientos del gobierno hacia nosotros, como consecuencia y obligación por las masacres que ha cometido. Nuestra presencia allí es para presionar al gobierno. Estuvimos pacíficamente hasta enero con personal del ingenio INCAUCA; actual dueño de las haciendas. Se les dijo que íbamos a trabajar la tierra. Ellos no podían tomar decisiones pero actuaron como puente con los dueños”.

Así pues como ya lo mencionamos, este conflicto no data desde hace un año, por el contrario hace parte de una lucha de siglos por el territorio y la autonomía de los pueblos indígenas. Remitirnos a ella tiene su razón de ser porque nos plantea grandes derroteros para el movimiento social que se enfrenta a los mismos intereses capitalistas, esta vez en forma de monocultivos, que representan los intereses de las multinacionales extractivistas que están destruyendo los territorios de comunidades indígenas, campesinas y afros.

La propuesta de tomarse las tierras que desde tiempos remotos han habitado estas comunidades se ha venido desarrollando en el marco de la colectivización de las tierras, que al igual que la España del 36, propende por un modelo de producción campesina colectiva, donde se produzca de acuerdo a la necesidad de la comunidad que explota la tierra. Estas formas de producción colectiva son la punta de lanza de un nuevo –pero milenario- modelo de sociedad, que instaure en sus habitantes prácticas más solidarias y fraternas, tanto en hombres y mujeres como en la relación con la misma tierra.

Por todo lo anterior estudiar, impulsar y desarrollar estas luchas debe ser una de las tareas para afrontar el año que viene, que pasa por entender en nuestros territorios que el proceso de “liberación de la Madre Tierra” o la colectivización de la tierra es un asunto primordial en la lucha contra el cambio climático; por ende en la lucha contra el Estado y el modelo capitalista imperante. Superar las consignas que se vienen repitiendo sin tierra fértil en nuestro contexto es una tarea a resaltar en el movimiento anarquista que venimos forjando en nuestro territorio.

[1]                     http://www.nasaacin.org/informativo-nasaacin/3-newsflash/7442-az%C3%BAcar-manchado-de-sangre-del-norte-del-cauca